Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

martes, 22 de septiembre de 2015

UNO DE LOS PRINCIPALES OBSTÁCULOS QUE TIENE EL HOMBRE MODERNO PARA CONTESTAR GENEROSAMENTE AL LLAMADO DE DIOS, ES LA MEZQUINDAD DE CORAZÓN Y EL APEGO DESORDENADO A LAS COSAS DEL MUNDO

SS. PÍO XI
¡Ay del sacerdote que, olvidado de tan divinas promesas, comenzara a mostrarse codicioso de sórdida ganancia y se confundiese con la turba de los mundanos, que arrancaron al Apóstol, y con él a la Iglesia, aquel lamento: Todos buscan sus intereses y no los de Jesucristo! Este tal, fuera de ir contra su vocación, se acarrearía el desprecio de sus mismos fieles, porque verían en él una lastimosa contradicción entre su conducta y la doctrina evangélica, tan claramente enseñada por Cristo, y que el sacerdote debe predicar: «No tratéis de amontonar tesoros para vosotros en la tierra, donde el orín y la polilla los consumen y donde los ladrones los desentierran y roban; sino atesoraos tesoros en el cielo». Cuando se reflexiona que un apóstol de Cristo, uno de los Doce, como con dolor observan los evangelistas, Judas, fue arrastrado al abismo de la maldad precisamente por el espíritu de codicia de los bienes de la tierra, se comprende bien que ese mismo espíritu haya podido acarrear a la Iglesia tantos males en el curso de los siglos. La codicia, llamada por el Espíritu Santo raíz de todos los males, puede llevar al hombre a todos los crímenes; y cuando a tanto no llegue, un sacerdote tocado de este vicio, prácticamente, a sabiendas o sin advertirlo, hace causa común con los enemigos de Dios y de la Iglesia y coopera a la realización de sus inicuos planes.
Al contrario, el desinterés sincero gana para el sacerdote las voluntades de todos, tanto más cuanto que con este despego de los bienes de la tierra, cuando procede de la fuerza íntima de la fe, va siempre unida una tierna compasión para con toda suerte de desgraciados, la cual hace del sacerdote un verdadero padre de los pobres, en los que, acordándose de las conmovedoras palabras de su Señor: «Lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis», con singular afecto reconoce, reverencia y ama al mismo Jesucristo.

[Extracto de la carta encíclica "Ad catholici sacerdotii" de S.S. Pío XI sobre el sacerdocio católico]

8 comentarios:

  1. ¡Ojalá escuchen hoy la voz del Señor, no endurezcan su corazón!
    (Heb 3,7-8)

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  2. Jesús María Ruiz Vidondo15 de diciembre de 2015, 5:35

    Vida y Obra de Pío XI.
    Pío XI- 1922-1939. Su pontificado dura del 6 de febrero de 1922 hasta el 10 de febrero de 1939. Su predecesor era Benedicto XV y su sucesor Pío XII. Se llamaba Achille Damiano Ambrogio Ratti. Nace el 31 de mayo de 1857 en Desio en el Reino de Lombardía- Venecia. Su lema del Papado PAX CHRISTI IN REGNO CHRISTI, es un buen resumen de su Papado. “La Paz de Cristo en el Reino de Cristo” es su lema, el buscará durante todo su Pontificado la paz. Su Papado coincide con el período de entreguerras.
    Y con este lema buscaba motivar a todos los hijos de la Iglesia para que aportasen, cada cual en su particular ámbito de competencia, a la construcción de un nuevo orden social según los principios que para la convivencia en sociedad posee la Iglesia.
    Fue este deseo por el que en diciembre de 1925 instituía la fiesta de Cristo Rey con la publicación de su encíclica Quas primas. En ella decía: «En la primera encíclica, que al comenzar nuestro pontificado enviamos a todos los obispos del orbe católico, analizábamos las causas supremas de las calamidades que veíamos abrumar y afligir al género humano. Y en ella proclamamos Nos claramente no sólo que este cúmulo de males había invadido la tierra, porque la mayoría de los hombres se había alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, sino también que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador. Por lo cual, no sólo exhortamos entonces a buscar la paz de Cristo en el reino de Cristo, sino que además, prometimos que para dicho fin haríamos todo cuanto posible nos fuese.»
    Con este mismo objetivo proclamaría tres años jubilares (1925, 1929 y 1933), así como bienales congresos eucarísticos.
    Era hijo de un directivo de industria de seda. En la Escuela su profesor será el sacerdote Giuseppe Volontieri.
    Estudia en el seminario menor de Seveso, en los de Monza y Milán y en el Lombardo de Roma. Ordenado sacerdote en diciembre de 1879. Sus trabajos de filosofía llaman la atención del Papa León XIII.
    Ingresa nuevamente en el seminario de Milán, siendo destinado a la Biblioteca Ambrosiana. Tiene una robusta cultura. Trabaja durante mucho tiempo en paleografía y se afirma que fue un gran montañero.
    Está en la Biblioteca Ambrosiana de Milán de 1888 a 1914. Se doctora en teología en la Universidad de La Sapienza de Roma, en derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana y en filosofía en la Pontificia Accademia di S. Tommaso d’Aquino, también de Roma. Desde 1882 hasta 1907 fue profesor de teología en el Seminario de San Pedro Mártir, y de sagrada elocuencia y lengua hebrea en el Seminario Teológico de Milán. Entre 1907 y 1911 fue prefecto de la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Es llamado por san Pío X a la curia romana, se convierte en viceprefecto de la Biblioteca Vaticana en 1912, prefecto de la misma, canónigo de la Patriarcal Basílica Vaticana y protonotario apostólico en 1914. En abril de 1918 es nombrado visitador apostólico en Polonia y Lituania. Es nuncio en Polonia en 1919.
    En 1919 el Papa Benedicto XV lo nombró arzobispo titular de Naupactus al ser designado nuncio en Polonia. Fue consagrado por el Primado y Regente de Polonia Aleksander Kakowski. En 1921 su sede titular fue cambiada por la de Adana. Este mismo año fue nombrado arzobispo de Milán y el mismo día cardenal presbítero del título de SS. Silvestro e Martino ai Monti.
    El 6 de febrero de 1922, en el cónclave que siguió a la muerte de Benedicto XV, resultó elegido Papa. Era un hombre de estudio, de una cultura excepcional y además estaba muy bragado en los asuntos de la curia romana, pero su experiencia pastoral y cardenalicia se limitaba a unos pocos meses.

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  3. Jesús María Ruiz Vidondo15 de diciembre de 2015, 5:36

    Desde la autoproclamación de la "cautividad" de la Iglesia Católica por el beato Pío IX en 1870, era ésta la primera coronación pública de un papa. Sus predecesores habían sido coronados en ceremonias restringidas.
    Su papado se caracterizó por el reconocimiento del estado italiano por parte de la Iglesia. Pío XI firmó con el gobierno italiano de Mussolini el Tratado de Letrán en febrero de 1929 que dio nacimiento al estado independiente y soberano de la Ciudad del Vaticano.
    Este acuerdo pone fin a la situación que se vivía desde 1870. Fue buscado por ambas partes. Mussolini buscaba un acercamiento a los católicos que habían recibido el fascismo de forma fría.
    Para la Iglesia era el reconocimiento de derecho de su estado, colocaba al Vaticano entre las naciones del mundo, con capacidad de establecer relaciones diplomáticas. El partido católico de Luigi Sturzo, Partido Popular, opositor al régimen fascista había sido disuelto poco antes. Pío XI animó a los católicos italianos en las elecciones de marzo de 1929 a que votaran a los fascistas y calificó a Mussolini como “un hombre enviado a nosotros por la Providencia”. Pío XI bendice las tropas italianas que partían hacia la conquista de Abisinia. El 20 de julio de 1933 llega a un acuerdo o concordato con la Alemania nazi, cuando el cardenal alemán Faulhaber lo llamo el mejor amigo de los nazis, y que implicó la imposición del Código de Derecho Canónico en Alemania y la desarticulación de la intervención política de los católicos. Supone la imposición del Código de Derecho Canónico en Alemania y la desarticulación de la participación política de los católicos. El Partido del Centro del excanciller Brüning y de clara raíz democristiana fue disuelto. En 1934, para no entorpecer sus relaciones con los fascistas prohibió a la conferencia mundial judía que mencionara su nombre a propósito de una supuesta defensa de Pío XI a los judíos.
    Era ferviente anticomunista como Pío XII. En marzo de 1937 publica la encíclica Mit Brennender Sorge (Con ardiente preocupación) en la que se condenaba el régimen nazi. La encíclica tenía un lenguaje bastante vago, pero aún así, Hitler pide a Heydrich que incaute y destruya todas las copias del mismo y las relaciones entre Alemania y el Vaticano empeoraron. La encíclica Divini Redemptoris condenaba el comunismo de forma más explícita.
    A finales de 1938 Pío XI estaba preparando un documento similar en el que iba a denunciar el antisemitismo del régimen nazi y los racismos en general. Esta encíclica con el título provisional de Societatis Unio, nunca se publicó por su enfermedad y su muerte. Este documento se descubrió en el 2001.
    Durante su pontificado, la Iglesia Católica se fortaleció como institución y comenzó a ser un referente importante a nivel mundial no solamente en los aspectos religiosos sino también políticos.
    En 1931, con la colaboración de Marconi, se inaugura Radio Vaticano.

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  4. Jesús María Ruiz Vidondo15 de diciembre de 2015, 5:38

    Pío XI muere el 10 de febrero de 1939.
    Con robusta cultura. Impone un nuevo dinamismo en la vida de la Iglesia. Una obra en 1993 revela un aspecto de nueva vida rica, alimentada de una vida espiritual, y un estudio, va a favorecer las misiones, la formación del clero y el apostolado de los laicos.
    Defiende la paz frente al nacionalismo. Va a ser un gran defensor de la Acción Católica. Era un Papa preocupado, desde el inicio hasta el final del Pontificado, por el renacimiento de la vida cristiana y centra sus esfuerzos en la formación, especialmente de las organizaciones católicas laicas. Hasta abril de 1918 la vida de Pio XI estaba dedicada al estudio. Tres carreras Teología, Derecho Canónico y Filosofía.
    En poco más de tres años pasa de los libros a arzobispo. Sus profesores afirmaron de él que era un buen sacerdote y un buen científico. Se le considera un ejemplo de divulgador. Federico Sala fue su profesor de filosofía que más le influyó. Sala le enseñó que no buscase la polémica, sino la verdad. Le influye profundamente un encuentro con D. Bosco, se le ha llamado “el Papa de D. Bosco”. Siempre tuvo una gran admiración hacia D. Bosco. Lo considera un modelo de vida cristiana y apostólica. Pío XI veía en él el ideal del cristiano y del apostolado moderno.
    Ve muy oportuno su vida en la Biblioteca, le sirvió para conocer mejor la religión. Estando en la Biblioteca se decía de él que no era ni tímido, ni amigo de hablar mucho. Pío XI, en su estancia en Polonia, ve la fe y la religiosidad del pueblo polaco. Su estancia en Milán va a demostrar que tiene una personalidad muy completa.
    Inteligente, voluntarioso, sentimental y físicamente vigoroso. Sólida concepción religiosa de la vida y del deber.
    Pío XII el 18 de diciembre de 1949 al inaugurar el monumento de Pío XI en la basílica Vaticana hablaba de la grandeza de Pío XI, hablaba de su sublime grandeza, su saber, fortaleza y bondad.

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  5. Jesús María Ruiz Vidondo15 de diciembre de 2015, 5:39

    Programa Pontificio de Pío XI.
    En su actividad político religiosa tenemos: Concordato, lucha contra el totalitarismo tanto contra el nazismo como contra el comunismo. Al finalizar el pontificado su preocupación fundamental estaba en la defensa de la persona humana y el derecho natural. Los investigadores afirman en el año 1999 que era necesario recuperar el magisterio de este Papa y su herencia pontificia.
    Con una gran preocupación espiritual aparece en 3 encíclicas: Ubi Arcano, Quas Primas y
    Miserentissimus Redemptor.
    Tuvo una intensa actividad doctrinal y pastoral. En estas tres encíclicas aparece su programa de acción.
    Ubi Arcano Dei (23 de diciembre de 1922) es su primera encíclica programática. Con su programa sintetizado en Pax Christi in Regno Christi. Es el resultado de unificar los programas de Benedicto XV- que buscaba la paz y de Pío X con el único propósito de instaurare omnia en Christo. Habla de la situación social. Mantiene vivo el espíritu de apostolado. Considera la Iglesia como guía y maestra.
    Quas Primas (11 de diciembre de 1925) es la segunda encíclica programática. Señala que es el siguiente paso de Pax Christian Regno Christi. Es una teología muy completa del Reino de Cristo. Con una primera parte teológica y una segunda parte pastoral, con una estrategia apostólica. Ante una progresiva laicalización desea que la Iglesia se coloque de nuevo en el lugar que le correspondía. Desea la defensa de la vida cristiana. La Acción Católica era fundamental para él.
    Miserentissimus Redemptor (8 de mayo de 1928) es la tercera encíclica programática, aquí aparece la Paz de Cristo.
    Línea esencial de la Eclesiología de Pío XI.
    La imagen de la Iglesia prevalece en el Magisterio de Pío XI. La Revelación divina tiene en el centro a Cristo. Acentúa sobre todo al Cristo Redentor.
    Los tres puntos fundamentales para Pío XI serán:
    Iglesia Misionera.
    Iglesia Católica.
    Iglesia Espiritual.
    En la Iglesia Misionera tiene como principal base el apostolado del laico. Va a insistir mucho en este apostolado del laico, debe tener como grupo de los más importantes la Acción Católica.
    Hablando del sacerdote hablará de la importancia del carácter “esencialmente misionero” de los sacerdotes. La Acción Católica debía tener una “conexión íntima con la Acción Misionera”. Y señalaría la importancia fundamental de la Acción Católica. Afirma que el mundo contemplativo tiene un auténtico valor apostólico.
    Pío IX promueve en el apostolado la idea de "unión de los católicos" para ir coordinando los esfuerzos de todos los seglares.

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  6. Jesús María Ruiz Vidondo15 de diciembre de 2015, 5:42

    Pío X busca la reunión de todas las obras seglares en un sólo movimiento que llama Acción Católica".
    Benedicto XV propone y realiza la Acción Católica en forma unitaria, creando las juntas directivas en los planos diocesanos para imprimir cohesión a los grupos parroquiales. Señala con claridad el carácter apostólico eclesial de la Acción Católica para distinguirlo del de otras instituciones de carácter meramente temporal".
    Esta evolución del pensamiento de la Acción Católica y las varias formas organizativas de la Acción Católica Italiana, creadas bajo la inspiración de los distintos pontífices, influyeron en las líneas programáticas, en la estructura del apostolado de cada país y, en concreto, sobre la Acción Católica.
    Pío XI da el impulso definitivo a la Acción Católica mediante el magisterio que llega a todo el mundo. La define como "la participación y colaboración de los seglares en el apostolado jerárquico de la Iglesia".
    Urgió la necesidad de la Acción Católica; afirmó su obligatoriedad y la propuso como parte integrante de la pastoral. Llegó a calificarla como "la Asociación Oficial del apostolado seglar.
    La Iglesia de Pío XI es una Iglesia decisivamente activa, dinámica y misionera. Se le ha llegado a llamar el “Papa de las misiones”. Quiere que los misioneros no vayan como representantes de la cultura europea o de la política europea, ni tampoco que la religión católica se considerase como una religión importada de Europa.
    Ligado a la Redención como característica esencial está la universalidad o católica. Pío XI trabajó por una Iglesia verdaderamente católica, luchando contra el nacionalismo exagerado.
    La política debe buscar el bien común, dice Pío XI. No habla de ecumenismo Pío XI, sino de unionismo.
    Pío XI insiste en el catecismo como en el libro de la instrucción y de la educación cristiana.
    Pío XI buscará la creación y potenciación de la Universidad Católica.
    Este deseo de recordarle el primado de lo espiritual a una sociedad que optaba por una visión materialista, se mostraría también —con diversos énfasis— en sus sucesivas encíclicas: Divini illius magistri (1929), sobre la educación cristiana; Casti connubii (1930), que define el matrimonio cristiano y condena la contracepción; Quadragesimo anno (1931), que reafirma y profundiza las enseñanzas sociales que su predecesor, el Papa León XIII, desarrolló en su encíclica Rerum novarum.
    Las numerosas canonizaciones que realizó tendrían también aquél mismo objetivo: Juan Fischer, Tomás Moro, Juan Bosco, Teresa de Lisieux... Asimismo fue él quien elevó a San Pedro Canisio, Juan de la Cruz, Roberto Belarmino y a Alberto Magno al rango de Doctores de la Iglesia.
    En la línea de su predecesor, el Papa Della Chiesa, buscó dar un mayor impulso a las misiones. Con tal fin amplió la base de las iglesias misioneras fundando seminarios para clero nativo, y en la universidad Gregoriana instituyó las facultades de historia de la Iglesia y ciencias misionales.
    En 1936 S.S. Pío XI fundó la Academia Pontificia de las Ciencias, incluyendo como miembros a distinguidos científicos de diversos países. En este mismo campo, promovió un serio estudio en la línea de las diversas ciencias, en cuyo avance veía un reto al que la Iglesia debía responder.
    Contexto histórico.
    En los años 20 o se era comunista o se era fascista. Pío XI, defensor de los judíos, irá evolucionando hacia la negación de los nazis. Su evolución es muy parecida a la de otros personajes.
    En 1920 hay que recordar que los rusos bolcheviques se acercaban a Polonia y es llevado allí como nuncio, la influencia del anticomunismo se ve ampliada.

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  7. Jesús María Ruiz Vidondo15 de diciembre de 2015, 5:43

    El siglo XIX había llegado a su término, el nuevo siglo ensayaba un sistema económico apoyado en los progresos de la ciencia y la técnica. El incremento de la industria en la mayor parte de las naciones propició una sociedad humana dividida en dos clases: una, con ser la menos numerosa, gozaba de casi todas las ventajas, provenientes de inventos modernos que proporcionaban una vida muy confortable; mientras que otra, compuesta de muchedumbres de obreros, sumergidos en una preocupante miseria, luchaban por salir de la estrechez en que vivían.
    En 1929, la caída de la bolsa en Wall Street indicaba el final de una época de capitalismo salvaje guiado únicamente por la libre competencia, el mayor enriquecimiento posible y la no intervención de los Estados ante el auge de las multinacionales. Tampoco los Estados comunistas resuelven los problemas económicos y sociales; en este clima de perplejidad aparece un fenómeno sociopolítico nuevo, el fascismo en Italia (surgido a partir de 1929) y el nazismo en Alemania que van a dar soluciones al problema económico y se van a enfrentar al comunismo. Se dan, por lo tanto, una serie de situaciones nuevas que reclaman una intervención del Magisterio de la Iglesia.
    Nos encontramos en un momento en que el nazismo y el fascismo luchan contra el comunismo.
    Quadragesimo Anno.
    Aparece este texto el 15 de mayo de 1931 en la fecha de los 40 años de la Rerum Novarum. Trata sobre la restauración del orden social y su perfeccionamiento en conformidad con la ley evangelizadora y está dirigida a los Obispos, sacerdotes y fieles.
    Esta encíclica, además, nace en un momento en que se viven las consecuencias de la crisis de 1929 (hay que tener en cuenta que la crisis de 1929 con sus consecuencias duró casi hasta 1935 en muchos países) y quiere dar respuesta a esta crisis defendiendo un nuevo orden social y económico basado en la subsidiariedad.
    La ocasión de la encíclica de SS: Pio XI fue el cuadragésimo aniversario de la Rerum Novarum: una diferencia, en orden temático, entre la encíclica Rerum Novarum y Quadragesimo Anno . La primera trata la cuestión obrera del naciente capitalismo industrial. La segunda se extiende a todo el orden social. Contempla la evolución del socialismo y las nuevas estructuras sociales después de la 1ª. Guerra Mundial. Se necesitaba una nueva visión orgánica y ética del orden económico – social a nivel mundial.
    Aun cuando ya Rerum Novarum mencionaba el principio de subsidiaridad sin darle este nombre, Quadragesimo Anno lo expone con toda claridad y justifica porqué los superiores deben respetar la iniciativa de los inferiores y sólo intervenir para ayudarlos cuando sea necesario; esto no minimiza su sentido de solidaridad. Expone las exigencias y condiciones del salario justo, y propone como medio para atacar el problema social, la cristianización de la vida económica y ejercicio de la caridad. Así enfrentaba valientemente a los ídolos del liberalismo y los echaba a tierra, superaba, prejuicios se adelantaba a los tiempos y contribuye a una nueva filosofía social.
    Partes de la Q.A. La encíclica tiene una introducción y tres partes. 1.° Beneficios de la encíclica Rerum Novarum. 2.° Autoridad de la Iglesia en materia social y económica. 3.° Cambio profundo operado después de León XIII.
    La encíclica señala que nace para recalcar la Rerum Novarum. Afirma que varias encíclicas de León XIII habían preparado el camino de la Rerum Novarum.

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  8. Jesús María Ruiz Vidondo15 de diciembre de 2015, 5:45

    Pío XI considera a la Rerum Novarum. como carta magna del orden social, y precisa algunos puntos no tratados o insuficientemente tratados en la Rerum Novarum; se refiere en concreto a la no confesionalidad de los sindicatos y al salario familiar.
    Tras hacer un resumen de las intervenciones anteriores de León XIII en los temas más sociales, elogia a la Rerum Novarum por su oportunidad (la penetración de un nuevo sistema económico y el desarrollo industrial habían producido una fuerte división de clases sociales). Resume la misma encíclica recordando el modo en que León XIII se hizo cargo del problema de los obreros sin pasar por el liberalismo ni por el socialismo.
    León XIII afirmaba que había dos clases una poco numerosa de empresarios y otra mayor de obreros; afirmaba que muchos habían sido los cristianos que habían intentado aliviar la injusta miseria de los proletarios. Muchos ante los conflictos sociales habían vuelto su mirada hacia el Papa. Creía León XIII que el liberalismo no solucionaba los problemas y el socialismo proponía un remedio mucho peor. Cree que los que recibieron con más alegría la encíclica fueron los obreros cristianos.
    El Papa Pío XI señala los importantes frutos que tuvo la encíclica ya que los gobernantes que tuvieron que reorganizar el mundo tras la I Guerra Mundial se rigieron, en cierta medida, por la Rerum Novarum tanto en el aspecto con el obrero como en las organizaciones sociales. Muchos leyeron la Rerum Novarum y sus sucesores insistieron en ella y las adaptaron a su tiempo. El beneficio de esta encíclica no solamente llegaron a los cristianos también a los que habían dejado el camino católico.
    Recuerda que León XIII no defendió a ultranza la propiedad privada, atacaba tanto el individualismo y liberalismo como el socialismo y el colectivismo.
    Hace un análisis de la situación actual desde la siguiente perspectiva: al mercado libre le está reemplazando la dictadura económica. Al propugnar el Papa la restauración del orden social (esto constituye la finalidad de la encíclica), tiene en cuenta los tres sistemas vigentes (capitalismo, marxismo y totalitarismo) y hace una crítica descalificadora de los tres. Del capitalismo condena la acumulación de ganancias que hace el capital, la ley de la oferta y la demanda sin control y un falso concepto de libertad que sólo beneficia a los más poderosos. No admite el comunismo por el rechazo que hace de la propiedad privada, y por la lucha de clases como motor de la historia; reconoce que el socialismo ha aminorado los postulados del marxismo, pero su comprensión del hombre y de la sociedad no pueden ser asumidos por un católico. El totalitarismo no se puede aceptar porque sitúa al Estado por encima del individuo y no pone en práctica el principio de subsidiariedad.
    Quiere Pío XI que se hagan contratos a los trabajadores, pero no como “contratos de trabajo” sino como “contratos de sociedad”. Se debía dar un salario que debía tener en cuenta diversos factores (sustento de su familia, situación empresa y trabajo del obrero) y no solo el valor del fruto producido por el trabajador.
    Realiza una clara diferenciación entre el comunismo que lo considera como muy radical y el socialismo que ha tenido una evolución y que se apartaba algo de la lucha de clases y de la abolición de la propiedad.
    Renueva su condena del comunismo recordando los crímenes que se le achacan en Europa del Este y Asia.
    Considera que el socialismo es incompatible con los dogmas de la Iglesia católica, puesto que concibe la sociedad de una forma opuesta totalmente a la verdad cristiana.
    Creía que, aunque se habían producido cambios en el socialismo y algo de razón tenían, no podía ser una persona un buen católico y un verdadero socialista. Estaba muy dolido porque muchos católicos habían dejado la religión para seguir el socialismo, realizaba una invitación para que volviesen.

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