Algunas imágenes de la ceremonia de esta mañana en la iglesia Ntra Sra de los Dolores en la ciudad de Miami, durante la ordenación de subdiacono del seminarista Juan José Rodríguez Beltrán SRSLRF conferida por S.E.R. Monseñor Louis Montelongo.

BIENVENIDOS ¿Es la primera vez que visita nuestro blog? Entonces ¡Sea usted muy bienvenido! Este es un blog netamente religioso, dónde publicamos todas las actividades de Nuestra Sociedad Religiosa y algunas noticias de la Iglesia en general. WELCOME Is it this the first time visiting our blog? You are very Welcome! This is a religious blog in where we publish all our Religious Society activities and some news from the Church in general.
NUESTROS ENLACES
▼
jueves, 27 de febrero de 2025
jueves, 6 de febrero de 2025
UNO DE LOS PRINCIPALES OBSTÁCULOS QUE TIENE EL HOMBRE MODERNO PARA CONTESTAR GENEROSAMENTE AL LLAMADO DE DIOS, ES LA MEZQUINDAD DE CORAZÓN Y EL APEGO DESORDENADO A LAS COSAS DEL MUNDO
![]() |
SS. PÍO XI |
¡Ay del sacerdote que, olvidado de tan divinas promesas, comenzara a mostrarse codicioso de sórdida ganancia y se confundiese con la turba de los mundanos, que arrancaron al Apóstol, y con él a la Iglesia, aquel lamento: Todos buscan sus intereses y no los de Jesucristo! Este tal, fuera de ir contra su vocación, se acarrearía el desprecio de sus mismos fieles, porque verían en él una lastimosa contradicción entre su conducta y la doctrina evangélica, tan claramente enseñada por Cristo, y que el sacerdote debe predicar: «No tratéis de amontonar tesoros para vosotros en la tierra, donde el orín y la polilla los consumen y donde los ladrones los desentierran y roban; sino atesoraos tesoros en el cielo». Cuando se reflexiona que un apóstol de Cristo, uno de los Doce, como con dolor observan los evangelistas, Judas, fue arrastrado al abismo de la maldad precisamente por el espíritu de codicia de los bienes de la tierra, se comprende bien que ese mismo espíritu haya podido acarrear a la Iglesia tantos males en el curso de los siglos. La codicia, llamada por el Espíritu Santo raíz de todos los males, puede llevar al hombre a todos los crímenes; y cuando a tanto no llegue, un sacerdote tocado de este vicio, prácticamente, a sabiendas o sin advertirlo, hace causa común con los enemigos de Dios y de la Iglesia y coopera a la realización de sus inicuos planes.
Al contrario, el desinterés sincero gana para el sacerdote las voluntades de todos, tanto más cuanto que con este despego de los bienes de la tierra, cuando procede de la fuerza íntima de la fe, va siempre unida una tierna compasión para con toda suerte de desgraciados, la cual hace del sacerdote un verdadero padre de los pobres, en los que, acordándose de las conmovedoras palabras de su Señor: «Lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis», con singular afecto reconoce, reverencia y ama al mismo Jesucristo.
[Extracto de la carta encíclica "Ad catholici sacerdotii" de S.S. Pío XI sobre el sacerdocio católico]