Son los hábitos naturales que perfeccionan las virtudes infusas recibidas con el Bautismo y capacitan el alma para responder con facilidad y prontitud a las mociones divinas.
Texto clásico de Isaías:
Espíritu de sabiduría e inteligencia, Espíritu de consejo y fortaleza, Espíritu de conocimiento y temor de Dios. En el año 382, el Papa San Dámaso habla del Espíritu Septiforme que reposó sobre el Mesías en Su Bautismo del Jordán.
En Concilio de Trento (1545-69), después de enumerar los dones del Espíritu Santo dice: “Estos dones son para nosotros una fuente divina, de la cual bebemos el conocimiento vivo de los preceptos de la vida cristiana y podemos gustar la habitación del Espíritu Santo en nosotros”
LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO SON SIETE DE FORMA ASCENDENTE, TEMOR DE DIOS, PIEDAD, CIENCIA, FORTALEZA, CONSEJO, ENTENDIMIENTO, SABIDURÍA, TEMOR DE DIOS.
El Temor de Dios es el principio de la Sabiduría (Sal. 110,10), de aquí que se mencione con frecuencia en la Biblia y se den tan hermosos ejemplos: sobre todo en el libro de Job. El temor de Dios se define teológicamente como uno de los dones del Espíritu Santo que inclina la voluntad a realizar actos que agraden a Dios Se pueden distinguir dos clases de temor de Dios:
1) Temor servil. Esta clase de temor frente a Dios mira más bien el castigo que Él nos puede infligir si hacemos algo malo. Tiende a una conducta negativa por la que se evita hacer el mal, pero no se practica el bien.
2) Temor filial. Hacia Dios, es decir, el temor respetuoso de un buen hijo hacia su buen padre, que le impulsa a evitar todo lo que le puede desagradar y a practicar todo lo que le es grato. Cuanto más se quiere a Dios, tanto más se teme ofenderle.
PIEDAD Este don engendra en nuestro corazón un afecto filial hacia Dios y una tierna devoción hacia las personas y cosas consagradas a Él, y procura una santa alegría en el cumplimiento de los deberes religiosos.
CIENCIA Se trata de un conocimiento más perfecto y más profundo que el que se tiene comúnmente de cualquier cosa; perfecto no solamente en cuanto al objeto conocido, sino al modo en que se conoce.
FORTALEZA Se entiende la virtud sobrenatural que fortalece el alma para conseguir, a pesar de cualquier obstáculo, el bien moral que es difícil obtener. La fortaleza tiene dos aspectos:
1) Dar fuerza y valor para reprimir el miedo que tiende a paralizarnos en la prosecución del bien.
2) Controlar el espíritu de presunción que de otra manera nos llevaría a la temeridad.
CONSEJO El don de Consejo ayuda para juzgar pronta y correctamente sobre la acción que debe ejecutarse en un caso particular. La virtud de la prudencia para decidir por reflexión lo que debe hacerse; pero el don de Consejo capacita, por una especie de intuición sobrenatural, para decidir sobre el camino correcto que debe seguirse.
ENTENDIMIENTO Nos ilumina proyectando sobre las verdades reveladas una luz viva y penetrante, sin que esto quiera decir que nos dé una comprensión completa de los mismos misterios.
SABIDURÍA En la Biblia se la menciona como atributo de Dios y como virtud humana. Con relación a los hombres, la sabiduría puede ser natural o sobrenatural. La sabiduría natural es no solo una dote intelectual del hombre sino cierto poder de discernimiento o “saber hacer” que le permite elegir los medios adecuados para llevar a cabo algún propósito. Los reyes y gobernantes necesitaban una especial sabiduría para elegir consejeros sabios. Algunas veces el pueblo es seducido por los llamados “hombres sabios” y este mal uso de la sabiduría debe ser siempre condenado. La sabiduría sobrenatural es uno de los dones del Espíritu Santo, perfecciona la caridad en los hombres y le da facultad para conocer a Dios, saber discernir en las cosas espirituales y tener gusto por ellas. Los frutos de la sabiduría son muchos y de tanta trascendencia que sus efectos se manifiestan tanto en el alma como en el cuerpo del hombre. La posesión de la sabiduría conduce a una santa vida espiritual. La sabiduría trae la felicidad, la vida espiritual, y las bendiciones de Dios a aquellos que guardan sus caminos; sus resultados aseguran reposo, alegría y gozo. La prosperidad del pecador no debe inquietar al hombre sabio, quien debe continuar practicando su religión, ya que le espera una vida futura donde recibirá su recompensa. En esta tierra, como recompensa por guardar los mandamientos, el hombre sabio recibe dos dones especiales: El temor de Dios y el conocimiento más perfecto de Dios, que es la verdadera sabiduría. Dios, que es la única fuente de sabiduría, protegerá al hombre sabio, del pecado y le dará la bendición del reino de los Cielos. Entre las bendiciones que se dan al sabio están: La buena salud, la fuerza y la longevidad.
Fuente:
http://cronicadelfindelostiempos.blogspot.com/