Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

martes, 30 de junio de 2020

CERCANÍA DE LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO ...



San Juan anunciaba desde las orillas del río Jordán, la primera venida del Hijo de Dios Encarnado con estas palabras :"Yo soy la voz que clama en el desierto. Enderezad el camino del Señor...". (San Juan 1:23).Ahora mis queridos lectores, estamos en tiempo en que debemos hacer lo que hizo San Juan. Ser la: "voz que clama en el desierto". Porque si San Juan anunció la llegada del Divino Redentor desde un desierto material cubierto de arena, nosotros ahora debemos anunciar la próxima e inminente segunda venida de Jesucristo Nuestro Señor, que esta vez ya no aparecerá con el manto de misericordia como la primera vez, sino que vendrá como Juez de inapelable Justicia a juzgar a vivos y muertos; este clamar en el desierto que debemos realizar no es en un desierto material, sino que lo es en un desierto espiritual, en un mundo que ya no tolera a Dios ni sus divinos Mandamientos. Poquísimos somos sobre la faz de la tierra que nos mantenemos fieles a la Iglesia Católica Apostólica Romana de siempre y que por la gracia de Dios y por designios insondables de su Amor, hemos visto la gran apostasía universal. Millones y millones de almas engañadas por las artimañas del demonio siguen adheridos a la ContraIglesia y a sus falsas misas_eucaristías, creyendo ingenuamente que por esa fe permanecen en la verdadera Iglesia de Cristo. Con esa ContraIglesia apóstata que es la base de la instauración del imperio del anticristo ha cubierto la tierra de engaños sin precedentes el padre de la mentira que es Satanás, la antigua serpiente y como dice San Pablo en su Segunda carta a los Tesalonicenses 2:3,4 : "el hombre de pecado, el hijo de perdición, ha asentado su trono en el lugar santo de Dios y se hará pasar por tal" Con esa ContraIglesia la abominación de la desolación de las falsas misas nuevas en donde se adora al dios del universo que desde el año 1969 ha sustituido a la Santa Misa católica, cumpliéndose así las profecías bíblicas de Daniel 8:11;12 y San Mateo 24:14. Esta ContraIglesia que desde el año1958, en que murio el Papa Pío XII, el Vaticano ha sido copado por los modernistas y con su falso ecumenismo reinante, lleva a millones de católicos a abandonar la Fe de sus padres y a engrosar las filas de las sectas protestantes. La Iglesia Católica ha huido del Vaticano y se ha exiliado (Apocalípsis12:6) y desde entonces Roma se ha convertido en Babilonia la Grande, centro mundial de las herejías y la idolatría. El engaño religioso en que la religión adulterada del "Vaticano segundo" mantiene a millones y millones de almas desde hace 50 años, es la gran señal de que Cristo pronto regresará como lo ha prometido a recoger su rebaño, ya que El mismo nos lo advirtió que los tiempos de la apostasía universal serían abreviados en vista de los elegidos, por lo tremendo que serían. A todos los que nos lean les recordamos que es una Verdad de Fe católica, que quienes permanecen FUERA de la Iglesia fundada por Ntro. Sr. Jesucristo, no podrán recibir el perdón de sus pecados y se encuentran en camino segurísimo de eterna condenación. Por lo tanto es necesario aferrarnos a la Fe de nuestros mayores, al Catecismo que aprendimos en nuestra niñez, al Santo Rosario de Ntra. Señora, a la Misa verdadera no a la parodia que diariamente se celebra en las iglesias que hasta hace 40 años eran católicas; debemos rezar día y noche para que el Buen Dios se apiade de nuestras pobres almas.

viernes, 26 de junio de 2020

GUARDAOS DE LOS LOBOS DISFRAZADOS DE OVEJAS, NOS ADVIERTE CRISTO... (Formación, para la Acción)


Fue Dios mismo, Nuestro Señor Jesucristo, quien nos advirtió en el 'Sermón de la Montaña': "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces" (Mat. 7:15).
Estas palabras han hecho eco a través de los siglos, y para nosotros los católicos siguen hoy día vigentes, y mas que nunca necesitamos de esta advertencia. ¿Por qué debería motivarnos a prestar atención a esta advertencia con cuidado en nuestra vida diaria? Porque la pureza e integridad de la Fe es asunto serio. La Fe de una persona puede fácilmente ser corrompida.
Así, el Catecismo Baltimore declara:
"Una persona que niega aunque sea un artículo de nuestra fe no podría ser católico/a, porque la verdad es una y debemos aceptarla completamente o nada". Esto meramente repite las enseñanzas de Nuestro Señor como fuera escrito por el apóstol Santiago en la Biblia: "Porque quien observe toda la Ley, pero quebranta un solo precepto, viene a ser reo de todos los demás". (Santiago 2:10)
Santo Tomás Aquino señala: "Rechazar un precepto de fe enseñado por la Iglesia es suficiente para destruir la fe, así como un pecado mortal es suficiente para destruir la caridad...".
El papa León XIII, en su encíclica "Satis Cognitum", lo explica así: "Nada es más peligroso que los herejes quienes, aún conservando el resto de las enseñanzas intactas, corrompen con una sola palabra, como una gota de veneno, la pureza y simplicidad de la fe que hemos recibido a través de la tradición, de Dios y de los Apóstoles". No solamente debería considerarse la advertencia de Nuestro Señor porque la fe puede FÁCILMENTE corromperse, sino que deberíamos encontrar motivación en el hecho de que el peligro es mas latente hoy día que lo que fuera al comienzo del siglo pasado, cuando el Santo Papa Pio X sintió la necesidad de escribir:
"Los fabricadores de errores tienen que ser vistos no sólo entre los enemigos abiertos de la Iglesia; sino....en su propio seno, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados"..."La Iglesia no tiene más grandes enemigos, pues ellos ponen en acción sus artimañas para deshacerla, no desde afuera, sino desde adentro. Por ende, el peligro está presente casi en las mismas venas y en el corazón de la Iglesia, tales heridas son más certeras por el hecho de que el fundamento de ellas es mas íntimo". "Ellas acogen profesorados en los seminarios y en las universidades, y gradualmente hace de ellos puntos de pestilencia".
Nuestro Señor entregó las Verdades de la Fe a la Iglesia. La Iglesia enseña que el Apocalipsis terminó al morir el último Apóstol, cerrándose así el depósito de la Revelación. Este "Depósito de Fe" ha sido preservado y enseñado infaliblemente desde los comienzos. Cuando la Iglesia era joven, los cristianos tenían un BUEN entendimiento de la Fe. Al crecer la Iglesia, desarrollamos un entendimiento MEJOR de lo que contenía el depósito sagrado. Un Católico en el año 94 D.C. es tan católico como un teólogo fiel a la doctrina católica del siglo XXI, creyendo las mismas doctrinas, esto es: nada contradictorio. La Verdad es inmutable. Lo que una vez fuera condenado por la Iglesia en el pasado no puede ser más tarde aprobado en principio, ni lo que una vez fuera declarado como verdad y como bueno puede más tarde ser falso o pecaminoso. Un verdadero desarrollo de doctrina "aumenta" el entendimiento de los puntos y su relación a las verdades. Nunca un MEJOR entendimiento puede significar que lo entendido previamente era defectuoso. Fue entendido en menor escala, pero NO era un error, o algo contrario. Un teólogo cree las mismas verdades que el niño de colegio católico, solamente que ahora las conoce mejor y en detalle. Este conocimiento no puede ser contrario a lo que el estudiante conoce.
La Verdad es inmutable pues proviene de Dios y Dios es siempre el mismo: ayer, hoy y eternamente. Cuidaos de quienes digan lo contrario: Son los falsos profetas con piel de oveja, de los que Cristo mismo nos previene. En realidad son lobos rapaces que buscan tu perdición y destruir tu Fe.
Visto en: Catolocidad

lunes, 22 de junio de 2020

LA NIEBLA Por: Rafael Gambra (1920-2004)... -Visto en «Mikael, Revista del Seminario de Paraná», año 1, n° 3, 3er cuatrimestre de 1973, pp. 102-106-


En alguna ocasión he escrito que la decisión de un católico ante los tristes avatares de la hora presente debe ser la de «mantener la fe y la esperanza, la de transmitirla íntegra a nuestros hijos cueste lo que cueste, aún a riesgo del aislamiento y de la soledad, de la incomprensión o de la persecución psicológica o sangrienta».
Parece que este designio se orienta al mantenimiento de la fe –bien supremo del hombre en esta vida–, y que a él ha de sacrificarse, si preciso fuere, la vida misma de nuestros hijos, que quizá sufrirán –en grado superior a nosotros mismos– el aislamiento o las torturas «psicológicas» y aun físicas del futuro «universo tecnificado». Quiero ahora aclarar que esa decisión frente al gran derrumbamiento de la fe, de la moral y de las costumbres a que asistimos, si ha de tomarse primordialmente por la salvación de la fe, habría que adoptarse igualmente si sólo se tratase del bien personal de nuestros hijos. Es decir, que a pesar de esos riesgos a que podemos verlos sometidos, no existe contradicción entre la causa de la fe y el bien personal de los hijos, sino rigurosa coincidencia. Aquí, como en todo orden, se realizan las palabras de Cristo: Buscad el reino de Dios y su justicia que lo demás se os dará por añadidura.
El hecho es de observación vulgar y cada lector podría citar enseguida una docena de ejemplos entre sus relaciones si no en su propia experiencia. Por primera vez en la Historia, de un modo generalizado y no excepcional, de familias cristianas y moralmente rectas nacen hijos revolucionarios, descreídos, «hippies», o desesperados. Los padres asisten, sin entenderlo, a la metamorfosis, y sólo son conscientes de ella cuando no tiene ya remedio. Este hecho, en su generalización, no tiene precedentes en lo que sucedía en anteriores generaciones, o en épocas más remotas. Siempre ha existido un natural y sano «conflicto generacional» entre dinamismo, alocamiento y generosidad de la juventud, y la serena experiencia, a veces desengañada y pasiva, de la madurez. De esta normal tensión surge la renovación y la alegría en los ambientes familiares que tienen hijos. Pero el fenómeno actual a que me refiero –y que todo lector tiene en la mente– nada tiene que ver con esa dinámica natural de las generaciones que nunca impidió que, salvo excepciones, el hijo fuera solidario del mundo espiritual de sus padres.
Tampoco se trata de que la actual juventud sea mejor ni peor que las pasadas. La naturaleza humana como tal no cambia: la juventud –tan alabada hoy como si se tratase de una nueva raza de hombres– no es una sustancia, ni una cualidad, sino un estado. Se es joven hasta que se deja de serlo, y este tránsito no acarrea por sí el dejar de ser bueno o malo, sabio o necio, ni menos el dejar de ser tal individuo humano. El fenómeno es de índole muy diversa.
Muchos medios de vida y ninguna razón para vivir
Los muchachos de hoy poseen medios de vida en una proporción desconocida en otras generaciones. Dinero, diversiones, libertad de movimiento y libertad sexual como jamás pudieron soñarse. Y eso no sólo los de niveles económicos superiores, sino dentro de su ambiente, los de casi todos los niveles, incluidos muy especialmente los llamados asalariados u obreros. La juventud actual cuenta con abundancia creciente de medios de vida, pero carece en general, de una razón para vivir. Y éste es, cabalmente, el bien más preciado e indispensable que estos hombres deberían haber recibido de la sociedad a que pertenecen, particularmente de sus padres.
Lo mismo que el cuerpo del hombre se organiza y sostiene apoyado en el sistema óseo, en la columna vertebral, así también la vida psicológica y espiritual sólo puede ordenarse y mantenerse en torno a un sistema de verdades, convicciones, adhesiones morales, de las que resultan unos objetivos de vida y unas nociones básicas de lo que es verdadero y de lo que es bueno. Quien carezca de esa estructura en su espíritu, caerá en un marasmo o confusión mental, en la indiferencia desesperada y bajo el dominio de sus pasiones progresivamente corrompidas.
Al joven de hoy se le propone como ideal de vida el culto a su propia juventud o el progreso del nivel de vida, es decir, el aumento de unos medios que posee ya superabundantes. Pero se le ciega el conocimiento de algo que es indispensable para su vida, que le permitirá afrontar el necesario tránsito a la madurez y a la vejez, que otorgará sentido y esperanza a su vivir. La subversión sorda y sin límites ni objetivos que caracteriza a grandes sectores de la juventud actual (el movimiento hippy en muchos de sus aspectos) se dirige, aun sin saberlo, contra esa falta de objetivos –de fe y de esperanza– que caracteriza a lo que ellos llaman «sociedad de consumo».
El camino del monte y el camino de la vida
Días atrás caminaba yo por el monte y creí comprender algo de esa situación humana de las nuevas generaciones.
Nuestro Pirineo cercano está tornando al dominio de la selva: la despoblación rural, el abandono de la agricultura y de la ganadería, hacen que los caminos se pierdan y que el más espeso matorral los cubra como una masa verde inextricable. Por efecto de este fenómeno me vi en un paraje de monte bajo del que de ninguna manera acertaba a salir. Sin embargo, no podía decir en absoluto que estaba perdido: veía las cumbres cercanas y familiares que me indicaban claramente dónde me encontraba y hacia dónde tenía que dirigir mi esfuerzo por salir del paso. Al poco rato cayó sobre mí una espesa niebla que me ocultó esos segundos planos y con ellos todo punto de referencias. Entonces –y sólo entonces– podía considerar con verdad que estaba perdido, porque no sabía ya hacia dónde dirigir mi esfuerzo por avanzar. De tal situación sólo pude salir cuando la nube se rasgó y aparecieron otra vez las cumbres orientadoras.
Algo semejante acontece en el caminar de las vidas humanas. Las dificultades de todo orden –tentaciones, vicios, penurias, desventuras– pueden acorralar como maleza bravía a un hombre hasta impedirle avanzar en un momento dado. Sin embargo, mientras contemple sobre sí las cumbres familiares o el cielo con el orden permanente de sus estrellas, será capaz de mantener una dirección y abrigará una esperanza firme para su esfuerzo. Ese hombre, por difícil, descarriada o caída que sea su vida, no es un hombre perdido. Cuando en cambio, esos altos puntos de referencia desaparecen de su vista, como en la niebla o en la oscuridad, ese será el momento en que no tendrá humano remedio: falto de orientación y de estímulo en su movimiento, será presa del desaliento, del escepticismo, de la inercia.
Soledad de barco sin naufragio y sin estrella. . .
Este es el caso de un número creciente de jóvenes en las generaciones que advienen hoy al existir. La lucha humana contra las dificultades y las propias pasiones se hace para ellos psicológicamente imposible porque en la vida se les ha dado de todo, menos razones para vivirla. No pueden saber –porque nadie se lo muestra ya– a dónde caminan, ni qué es bueno o malo, valioso o desdeñable. En algunos casos la vida se hace, por algún tiempo, objeto de sí misma como por un instinto natural, al tener que superar –con la vitalidad de la juventud– las carencias fundamentales que amenazan esa misma vida. Pero un ambiente de abundancia y de seguridad ahoga ese mismo impulso vital, sustituyéndolo por el hastío y la disconformidad radical.
Tal es la situación en que dejan a sus hijos los padres que no han podido –o no han querido– transmitirles su mundo espiritual y valoral, sustituyéndolo por un suministro de confort y de seguridad económica. Es también la responsabilidad de los educadores y sacerdotes que han dejado de ser pontífices (creadores de puentes) hacia la eternidad, para convertirse en meros animadores de una insensata e infinita búsqueda de la «promoción» y del «nivel de vida». La de aquellos que, en vez de mantener alta la vista del hombre, se encarnizan con las cumbres de referencia en nombre de la evolución o del «humanismo», tratándolas de «prejuicios» o de «alienaciones» respecto del suelo que se pisa.
La responsabilidad también de esa llamada «Iglesia progresista» que, negándose a su misión divina de mostrar al hombre los altos puntos de referencia –antes bien, procurando ocultárselos–, se declara servidora del ciego progreso humano por los cauces de la Tierra. Su misión viene a ser como la de quien suministrase los mejores medios de locomoción a quien no tenga sitio alguno a dónde ir, ni impulso para moverse.

lunes, 15 de junio de 2020

In Memoriam: R. P. RAÚL SANCHEZ ABELENDA (1929-1996)


El padre Sanchez. junto al arzobispo Lefebvre
Nació en Nogoyá, Entre Ríos, Argentina en el año 1929.
El mismo solía contar que sintió la vocación sacerdotal a la muy temprana edad de cinco años. Fue ordenado sacerdote en el año 1953; estudió en la Universidad Gregoriana de Roma en dónde obtuvo el doctorado en filosofía.
Durante el “Concilio Vaticano Segundo” defendió las tesis tradicionales frente al avance modernista.
Activo en la docencia y en la vida pública nacional, ocupó el cargo de decano de la facultad de filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Su vida fue un ejemplo de coherencia entre su inteligencia y su libertad, que dirigió con férrea voluntad hacia un destino prefijado: la salvación de su alma, halagando a Dios en la búsqueda constante de la salvación de los demás.
Fiel a su sacerdocio católico, lo consideró como una verdadera milicia; con su fuerte carácter y convicción interior, que dejaba ver en cada uno de sus actos, se enfrentó en duro pero desigual combate con “el príncipe de este mundo”; se opuso a la apostasía generalizada y a sus agentes, de cualquier jerarquía que fuesen, poniéndolos en evidencia con singular valentía.
Para él, como para todo buen sacerdote, la Santa Misa era el acto más importante de su vida; defendió el rito tradicional, la Misa de su ordenación sacerdotal como nadie. Nunca dejó de rezar la Misa de Siempre; era la Misa que había aprendido en el Seminario de Paraná. Su pensamiento se reducía a una frase, que repetía con asiduidad: “Tengo un solo Dios, una sola madre, una sola Misa”.
Lo tentaron con una vida más cómoda, rezar la Misa en una de las iglesias importantes por su concurrencia y ubicación en la ciudad de Buenos Aires; pero no aceptó, pues consideraba que no podía rezar la Misa verdadera donde un rato antes y un rato después se celebraría la nueva misa. Lo contrario, entendía él, hubiera sido una claudicación.
Sus dos grandes amores fueron Dios y la Patria, motivo por el cual en cierta forma y a pesar de todo lo expuesto le costó ser sacerdote. Porque esos amores lo llevaron a luchar arduamente en el ámbito eclesial y en el mundo para imponer la Verdad. Todas sus Misas terminaban con una frase que sintetizaba su sentimiento: “Virgen de Luján, salva a nuestra Patria”.
Recuerdo que siendo yo, aún seminarista por el año 1993 y encontrándome un 20 de Noviembre –día de la Soberanía Nacional- en la Vuelta de Obligado (San Pedro Bs.As.), y a la pregunta que le hice sobre el futuro de la Iglesia y de la Argentina, me respondió lisa y llanamente: que la restauración de la Iglesia y de la Patria solo se daría por intervención divina, y tenía razón, ya que cada día que pasa tristemente vemos como se va instaurando un Gobierno Mundialista anticristiano y una Religión sincretista que adora al hombre y sus "derechos" contra los Derechos de Dios.
El Padre Sanchez Abelenda, fue un apasionado defensor de la Fe Católica y jamás aceptó diálogo alguno con los promotores de la destrucción de la Santa Iglesia; falleció solo en su departamento en la ciudad de Buenos Aires en el año 1996.
Encarecidamente pedimos una oración por el eterno descanso de su alma.
Padre Mauricio María Zárate.

lunes, 8 de junio de 2020

CORONACIÓN DE LA IMAGEN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LA IGLESIA DE TAMPA FL.



Ayer Domingo Solemnidad de la Santísima Trinidad el Padre Emilio Fattore -SRSLRF- y capellán de la Iglesia Inmaculado Corazón de María de la ciudad de Tampa Fl, coronó solemnemente la imagen del Sgdo.. Corazón de Jesús durante la Santa Misa de 9:00 am y en el marco de este mes de Junio que le está dedicado.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosnaque el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida.
Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días.
Esto significa que debemos vivir este mes demostrandole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.
Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.
Debemos vivir recordandolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.).
Debemos, por tanto, pensar si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.
Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.

Origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por ella.
Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado.
Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.
El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús:
Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo siguiente:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
2. Pondré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas las aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.



jueves, 4 de junio de 2020

EL FALSO PAPA REINANTE (por el Dr. Carlos A. Disandro)


Un Sexteto de Apóstatas

Estimados Lectores y visitantes, deseamos compartir con ustedes esta interesantísima y actualísima editorial de la Revista “HOSTERÍA VOLANTE” dirigida por el Dr. Carlos Disandro y que fuera publicado en dicha revista Nº 27 del Julio de 1971.

Hemos de notar la claridad doctrinaria de este filósofo y el sentido profético de sus escritos, ya que a más de cuarenta años sus escritos conservan plena vigencia en el mar de apostasía y herejía judeocristiana reinante. Por último queremos aclararles y aclarar especialmente a nuestros lectores, fieles y amigos hipercríticos que no somos “DISANDRISTAS” porque el Dr. Disandro –desgraciadamente- no ha dejado ninguna escuela, porque tenemos entendido que él no pretendía semejante cosa, por el contrario siempre exhortaba a que se estudiara y que se regresara a las fuentes, esto es los Evangelio y a los Santos Padres.
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