¡Queridos fieles, benefactores y amigos!
Dios Todopoderoso es el Señor y dueño de todo lo que existió, existe y existirá en el mundo. Y, sin embargo, no se pronunció ni hizo autobombo sobre los corazones de la humanidad que crecía bajo la tiranía miserable del demonio.
Antes de la venida de Jesucristo este tirano, el diablo, era el señor y se hacia adorar por los hombres como a un dios, con incienso, sacrificios rituales de animales y en muchas culturas pre-hispánicas exigía de sus súbditos la propia vida por medio de los sacrificios humanos. Durante miles de años este tirano –el diablo- Torturó sus cuerpos y sus mentes y por el camino del dolor y la miseria, los llevó a tormentos eternos.
A este gran tirano es a quién Jesucristo Ntro. Sr. vino a derrocar y así liberar a la humanidad de la esclavitud del poder de las tinieblas, vino a liberarnos de la oscuridad de la muerte, y a enseñarnos el verdadero Camino de salvación, como así también nos enseñó a adorar solamente a Aquel que debía ser adorado, al legítimo dueño, que nos ama como un verdadero padre, que en lugar de dejarnos esclavos de Satanás, desea que seamos sus hijos y coherederos del Reino Junto a Jesucristo.
Nuestro Salvador Jesús es el Hijo Unigénito de Dios, igual en todas las cosas a su Padre. Pero por amor a nosotros, se rebajó a la forma humilde de siervo y vistió nuestra misma carne humana, haciéndose igual en todo al hombre menos en el pecado. Y puesto que por el pecado nos habíamos hecho agentes del diablo, Cristo vino en forma de hombre para redimirnos, ofreciendo sus sufrimientos y muerte para satisfacer la Justicia Divina y así evitarnos la condenación eterna. ¿Quién podría creerlo si no fuese por medio de la Santa Fe Católica? ¿Quién podría concebir semejante doctrina?
Dice el venerable Beda, doctor de la Iglesia, que vivió en Inglaterra en la Edad Media”: “Que Jesús apenas nacido y antes de que se inscriba en el censo del César ya había comenzado a padecer, naciendo muy pobremente e incómodo para nuestra liberación, y aquí podemos ver cómo empieza a pagar nuestras deudas con sus sufrimientos”.
Es por todo esto y no por otra cosa que los cristianos celebramos la Navidad con Alegría, gozo y paz; porque por la Encarnación del Hijo de Dios en las entrañas virginales de María hemos sido salvados. Pareciera que a medida que el tiempo pasa y la historia humana avanza, se va opacando el esplendor de este mensaje. Los mismos signos que anuncian una nueva Navidad, como el pesebre con su lenguaje directo de imágenes transmitiendo el histórico misterio del Dios hecho hombre, se ve reemplazado por otros signos e imágenes que manifiestan el proceso de una cultura menos cristiana. El papá Noel, el trineo con sus renos, la estrella cometa, poco a poco son vaciados de su raíz y contenido cristiano y manifiestan una transformación cultural que después se traduce en fiestas más paganas que cristianas, más materialistas que espirituales, más bárbaras que humanas.
Es nuestro deber como católicos devolver – más no sea por lo menos en nuestros hogares- a esta solemnidad el verdadero sentido cristiano que encarna la Navidad: La ‘nativitas’, el nacimiento de Jesucristo: Dios y hombre verdadero que vino para ser el Salvador del mundo, de todos los hombres y de cada hombre.
Pidamos en esta noche santa y a los pies del pesebre, la gracia de amar mucho a este Dios que se ha hecho Niño para que nosotros seamos grandes y que la Virgen Madre y San José nos protejan siempre y nos ayuden a ser hombres y mujeres de buena voluntad.
Dios Todopoderoso es el Señor y dueño de todo lo que existió, existe y existirá en el mundo. Y, sin embargo, no se pronunció ni hizo autobombo sobre los corazones de la humanidad que crecía bajo la tiranía miserable del demonio.
Antes de la venida de Jesucristo este tirano, el diablo, era el señor y se hacia adorar por los hombres como a un dios, con incienso, sacrificios rituales de animales y en muchas culturas pre-hispánicas exigía de sus súbditos la propia vida por medio de los sacrificios humanos. Durante miles de años este tirano –el diablo- Torturó sus cuerpos y sus mentes y por el camino del dolor y la miseria, los llevó a tormentos eternos.
A este gran tirano es a quién Jesucristo Ntro. Sr. vino a derrocar y así liberar a la humanidad de la esclavitud del poder de las tinieblas, vino a liberarnos de la oscuridad de la muerte, y a enseñarnos el verdadero Camino de salvación, como así también nos enseñó a adorar solamente a Aquel que debía ser adorado, al legítimo dueño, que nos ama como un verdadero padre, que en lugar de dejarnos esclavos de Satanás, desea que seamos sus hijos y coherederos del Reino Junto a Jesucristo.
Nuestro Salvador Jesús es el Hijo Unigénito de Dios, igual en todas las cosas a su Padre. Pero por amor a nosotros, se rebajó a la forma humilde de siervo y vistió nuestra misma carne humana, haciéndose igual en todo al hombre menos en el pecado. Y puesto que por el pecado nos habíamos hecho agentes del diablo, Cristo vino en forma de hombre para redimirnos, ofreciendo sus sufrimientos y muerte para satisfacer la Justicia Divina y así evitarnos la condenación eterna. ¿Quién podría creerlo si no fuese por medio de la Santa Fe Católica? ¿Quién podría concebir semejante doctrina?
Dice el venerable Beda, doctor de la Iglesia, que vivió en Inglaterra en la Edad Media”: “Que Jesús apenas nacido y antes de que se inscriba en el censo del César ya había comenzado a padecer, naciendo muy pobremente e incómodo para nuestra liberación, y aquí podemos ver cómo empieza a pagar nuestras deudas con sus sufrimientos”.
Es por todo esto y no por otra cosa que los cristianos celebramos la Navidad con Alegría, gozo y paz; porque por la Encarnación del Hijo de Dios en las entrañas virginales de María hemos sido salvados. Pareciera que a medida que el tiempo pasa y la historia humana avanza, se va opacando el esplendor de este mensaje. Los mismos signos que anuncian una nueva Navidad, como el pesebre con su lenguaje directo de imágenes transmitiendo el histórico misterio del Dios hecho hombre, se ve reemplazado por otros signos e imágenes que manifiestan el proceso de una cultura menos cristiana. El papá Noel, el trineo con sus renos, la estrella cometa, poco a poco son vaciados de su raíz y contenido cristiano y manifiestan una transformación cultural que después se traduce en fiestas más paganas que cristianas, más materialistas que espirituales, más bárbaras que humanas.
Es nuestro deber como católicos devolver – más no sea por lo menos en nuestros hogares- a esta solemnidad el verdadero sentido cristiano que encarna la Navidad: La ‘nativitas’, el nacimiento de Jesucristo: Dios y hombre verdadero que vino para ser el Salvador del mundo, de todos los hombres y de cada hombre.
Pidamos en esta noche santa y a los pies del pesebre, la gracia de amar mucho a este Dios que se ha hecho Niño para que nosotros seamos grandes y que la Virgen Madre y San José nos protejan siempre y nos ayuden a ser hombres y mujeres de buena voluntad.
Hermoso mensaje de Navidad y muy linda las fotos, les deseo que tengan un excelente 2011 y que sigan con el apostolado especialmente en Sgo. del Estero.
ResponderEliminarVictoria
Lindas fotos y bueno el mensaje pascual, una pregunta¿ustedes que son, lefebrianos, sedevacantistas, indultistas ó que? de todas maneras me gusta su misión.
ResponderEliminarJuan PABLO.
Felicidades, Felicidades, Felicidades, esto es lo que deseamos a todos los argentnos bien paridos -que de cierto cada vez quedan menos- Sigan adelante y me gustaría que publicaran alguna vida de santos.
ResponderEliminarEx-tradicionalista
Victoria muchas gracias por las felicitaciones, lo de las fotos se hace lo que se puede, gracias de todas maneras.
ResponderEliminarJuan Pablo, gracias por lo que nos escribes; te contesto la pregunta: no somos nada de lo que allí escribes ya que la Iglesia no se identifica con nada de esos títulos puestos por aquellos que no aman la verdad, para tu tranquilidad te diremos que todos los miembros de nuestra Sociedad Religiosa hemos sido bautizados en la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, por lo tanto esto es lo que tratamos de ser "SIMPLEMENTE CATÓLICOS"
Para que no haya malos entendidos te diré que aquellos que tu llamas lefebrianos, que en realidad serían lefebvrianos ya que así se les llama peyorativamente a los miembros y seguidores de la Congregación Religiosa y seglar fundada por el Arzobispo Marcel Lefebvre.
A los que usted le dice sedevacantista, creemos que es solo una pocisión teológica y no una quinta nota de la Iglesia de Cristo, por lo tanto ese título es ajeno a nosotros -que sí creemos que desde la muerte de Pío XII la Sede Romana és usurpada por acatólicos-.
Y sobre indultistas, estos no son otra cosa que modernistas moderados, o aquellos que defienden lo viejo por lo viejo nomás, esto es los trapos y todas esas mañas pre-vaticanosegundo que llevó a esta debacle actual y que llevó al muy masón Angelo Roncalli a exclamar "es hora de abrir las ventanas para que entre aire nuevo y se vuele ese polvillo que durante años se ha ido acumulando en la Iglesia" Ok. abrió las ventanas y se escapó todo, tal es así que un criptojudío llegó a decir algo que no conviene a la Iglesia de Cristo y fue esto: "por algún lugar ha etrado el humo de satanás" tenía razón Montini, pero no era a la Iglesia Católica ya que esta, había sido exiliada del Vaticano y por ángeles había sido transportada al desierto.
Por último para el ex-tradicionalista, no entiendo ese nombre, pero no está malo, eso sí te reprocharíamos si pones ex-católico, eso sería grave y muy triste par tu pobre alma, ya que fuera del germio de la Santa Iglesia nadie se salva.... no hay problema entiendo el porqué de este seudónimo y lo compartimos bastante. Ya pondremos alguna vida de santos, pero el blog no tiene ese fin, te aconsejo que pongas en tu buscador de internet : "vidas de santos" y allí te saltaran muchas web que se dedican a eso, gracias y felicidades también para vos.
S.R.S.L.R.F.
Lo que dice el coemntario anterior es verdad, existen cada especies entre el zoológico tradicionalista y conservador que dan miedo.
ResponderEliminarAh! y los ssedevacantistas ¿ya eligieron paparulos?
El Caminante