Por el Dr. Carlos Disandro
1º Ser es dar
2º Hay que amar más a la Luz que las cosas contemplada por esa Luz
3º La vida de la inteligencia no tiene nada que ver con la vida de las hormigas: estas destruyen para comer y vivir, en cambio la inteligencia intelige y crea para dar. Esto es lo que puede llamarse profundidad perikhoretica de la inteligencia (la mutua comprensión de las tres Personas divinas entre sí).
4º La vida de la Fe es como toda vida, contradicción y despliegue (por lo menos en las condiciones concretas de la existencia en el mundo). Salvo que ella reposa en una confianza maternal y en un vínculo magistral: en el comienzo está pues el cobijamiento de la madre; en el decurso la autoridad el maestro.
5º El más grave pecado es el de la inteligencia desvinculada de la tierra y de la amistad: la tierra palía la desmesura prometéica y caínica, y la amistad cuida de su contexto teándrico (divino humano). Por ello se dice en San Juan XV,14-15: “Ya no os llamo siervos sino que os llamo amigos”.
Y si siguieres estos cinco principios y con ellos descendiese a la caverna en que habitan los hombres con la oscuridad, sufrirás desde luego lo que enseñan Platón y San Juan: “signo de que los principios son verdaderos, signo de que la Luz es indefectible”.
Visto en la Hostería Volante Nº 23
1º Ser es dar
2º Hay que amar más a la Luz que las cosas contemplada por esa Luz
3º La vida de la inteligencia no tiene nada que ver con la vida de las hormigas: estas destruyen para comer y vivir, en cambio la inteligencia intelige y crea para dar. Esto es lo que puede llamarse profundidad perikhoretica de la inteligencia (la mutua comprensión de las tres Personas divinas entre sí).
4º La vida de la Fe es como toda vida, contradicción y despliegue (por lo menos en las condiciones concretas de la existencia en el mundo). Salvo que ella reposa en una confianza maternal y en un vínculo magistral: en el comienzo está pues el cobijamiento de la madre; en el decurso la autoridad el maestro.
5º El más grave pecado es el de la inteligencia desvinculada de la tierra y de la amistad: la tierra palía la desmesura prometéica y caínica, y la amistad cuida de su contexto teándrico (divino humano). Por ello se dice en San Juan XV,14-15: “Ya no os llamo siervos sino que os llamo amigos”.
Y si siguieres estos cinco principios y con ellos descendiese a la caverna en que habitan los hombres con la oscuridad, sufrirás desde luego lo que enseñan Platón y San Juan: “signo de que los principios son verdaderos, signo de que la Luz es indefectible”.
Visto en la Hostería Volante Nº 23