¡Queridos lectores, fieles, benefactores y amigos!
Hemos llegado a otra Navidad más, con sentimientos de alegría, de alivio y de gratitud porque Cristo se ha hecho uno de nosotros. Pues Dios, no vive en una infinita lejanía dejando que la vida siga la ruta que le trazara de una vez y para siempre. En un determinado momento traspuso el umbral, la frontera. Dios, el infinito, el inaccesible y trascendente ingresa personalmente en la historia de los hombres a través de la Encarnación. Este es en el fondo el meollo del misterio de la Navidad. Y no se nos escapa el significado profundo y sobre todo el impacto con que este camino elegido por Dios, ha tocado la fibra humana.
San Lucas escribe en su Evangelio : "No teman, les dijo el Ángel a los humildes pastores, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David (Belén) les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor" (S. Lc. 2, 10-11). María, la Virgen anunciada por los profetas, acaba de dar a luz un niño: se llama Jesús que significa = el Salvador.
La profecía de Isaías se ha cumplido: "El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz. Sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz" (Isaías 9, 1).
Nació Jesucristo, Hijo de Dios que asumió nuestra condición humana, tomando cuerpo mortal en el seno virginal de María. El es ‘consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la Paz’ (Isaías 9, 5). Bajo estos títulos lo presenta el Profeta. Esto motiva nuestra alegría y nuestro gozo, que se fundamentan en el Señor. Por eso el cántico de esta Noche Buena no es otro que proclamar: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor" (S. Lc. 2, 14).
Alegría, gozo, paz, salvación. Pareciera que a medida que el tiempo pasa y la historia humana avanza, se va opacando el esplendor de este mensaje. Los mismos signos que anuncian una nueva Navidad, como el pesebre con su lenguaje directo de imágenes transmitiendo el histórico misterio del Dios hecho hombre, se ve reemplazado por otros signos e imágenes que manifiestan el proceso de una cultura menos cristiana. El arbolito, papá Noel, el trineo con sus renos, la estrella cometa, poco a poco son vaciados de su raíz y contenido cristiano y manifiestan una transformación cultural que después se traduce en fiestas más paganas que cristianas, más materialistas que espirituales, más bárbaras que humanas.
Por eso los cristianos y hombres de buena voluntad debemos empeñarnos en rescatar el sentido profundo de la Navidad, convertida muchas veces en una fiesta profana y casi pagana, cuando en realidad es una fiesta sagrada.
Pero todo esto perdería contenido y sentido si olvidáramos que la manifestación de la gloria de Dios con nosotros y el comienzo de nuestra salvación se manifestó en la humildad y austeridad de un pesebre, en un niño desvalido, como todo niño, envuelto en pañales.
Navidad nos habla de un amor que da vida, comparte los bienes de la creación con los más necesitados, descubre la presencia de Dios en cada prójimo, para brindarle el pan de la verdad y compartir los bienes de la creación.
Que esta Navidad, donde se manifiesta la gracia de Dios, a decir de San Pablo, nos enseñe "a rechazar la impiedad y las corrupciones del mundo, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la manifestación de la Gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús" .
Feliz Navidad le deseamos a todos los fieles, benefactores y amigos de nuestra Sociedad Religiosa.
Hemos llegado a otra Navidad más, con sentimientos de alegría, de alivio y de gratitud porque Cristo se ha hecho uno de nosotros. Pues Dios, no vive en una infinita lejanía dejando que la vida siga la ruta que le trazara de una vez y para siempre. En un determinado momento traspuso el umbral, la frontera. Dios, el infinito, el inaccesible y trascendente ingresa personalmente en la historia de los hombres a través de la Encarnación. Este es en el fondo el meollo del misterio de la Navidad. Y no se nos escapa el significado profundo y sobre todo el impacto con que este camino elegido por Dios, ha tocado la fibra humana.
San Lucas escribe en su Evangelio : "No teman, les dijo el Ángel a los humildes pastores, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David (Belén) les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor" (S. Lc. 2, 10-11). María, la Virgen anunciada por los profetas, acaba de dar a luz un niño: se llama Jesús que significa = el Salvador.
La profecía de Isaías se ha cumplido: "El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz. Sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz" (Isaías 9, 1).
Nació Jesucristo, Hijo de Dios que asumió nuestra condición humana, tomando cuerpo mortal en el seno virginal de María. El es ‘consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la Paz’ (Isaías 9, 5). Bajo estos títulos lo presenta el Profeta. Esto motiva nuestra alegría y nuestro gozo, que se fundamentan en el Señor. Por eso el cántico de esta Noche Buena no es otro que proclamar: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor" (S. Lc. 2, 14).
Alegría, gozo, paz, salvación. Pareciera que a medida que el tiempo pasa y la historia humana avanza, se va opacando el esplendor de este mensaje. Los mismos signos que anuncian una nueva Navidad, como el pesebre con su lenguaje directo de imágenes transmitiendo el histórico misterio del Dios hecho hombre, se ve reemplazado por otros signos e imágenes que manifiestan el proceso de una cultura menos cristiana. El arbolito, papá Noel, el trineo con sus renos, la estrella cometa, poco a poco son vaciados de su raíz y contenido cristiano y manifiestan una transformación cultural que después se traduce en fiestas más paganas que cristianas, más materialistas que espirituales, más bárbaras que humanas.
Por eso los cristianos y hombres de buena voluntad debemos empeñarnos en rescatar el sentido profundo de la Navidad, convertida muchas veces en una fiesta profana y casi pagana, cuando en realidad es una fiesta sagrada.
Pero todo esto perdería contenido y sentido si olvidáramos que la manifestación de la gloria de Dios con nosotros y el comienzo de nuestra salvación se manifestó en la humildad y austeridad de un pesebre, en un niño desvalido, como todo niño, envuelto en pañales.
Navidad nos habla de un amor que da vida, comparte los bienes de la creación con los más necesitados, descubre la presencia de Dios en cada prójimo, para brindarle el pan de la verdad y compartir los bienes de la creación.
Que esta Navidad, donde se manifiesta la gracia de Dios, a decir de San Pablo, nos enseñe "a rechazar la impiedad y las corrupciones del mundo, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la manifestación de la Gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús" .
Feliz Navidad le deseamos a todos los fieles, benefactores y amigos de nuestra Sociedad Religiosa.
PADRE FELICIDADES ESTAS TAN SIGNIFICATIVAS FIESTAS DE LA CRISTIANDAD, PARA USTE Y SU COMUNIDAD, MUY SABIAS Y EDIFICANTE PALABRAS DEL MENSAJE DE NAVIDAD.
ResponderEliminarGERMAN
Con todo nuestro afecto y admiracion a los Padre y religiosos de la Sociedad San Luis Rey por su apostolado parroquial, que sigan bien y que tengan un buen comienzo de año.
ResponderEliminarFlia. Ramos