Nace en la ciudad de Lisboa, es el primer hijo de una familia noble, poderosa y rica. Fue bautizado con el nombre de Fernando. Desde muy niño se entregó a la oración con amor y devoción.
Cumplido los 15 años Antonio abandona su vida familiar fastuosa e ingresa a la orden de los Canónigos Regulares de San Agustín, es con ellos donde se desarrolla su vida intelectual, convirtiéndole en uno de los canónigos más destacados de Europa.
Es ordenado Sacerdote a la edad de 25 años. Sin embargo, lo que más le conmovió al santo fue el encuentro personal con los Franciscanos venidos de África y le impacta su pobreza y sencillez. Ingresa a la orden Franciscana y se va a misionar a África, pero una enfermedad de Malaria no le permite realizar el sueño que ardientemente deseaba, es así como una vez, por pura casualidad, es elegido para predicar en una Iglesia. Todos quedaron impactados por su talento y su capacidad de convencimiento y conocimiento de la teología.
San Antonio es enviado a predicar a las regiones más difíciles, donde existen graves problemas morales, de división de familias. Se dedica a confesar y predicar la Palabra de Dios, puede ser considerado un apóstol de la paz y la bondad.
También destacan en su vida su cercanía a los más pobres y su crítica a las injusticias de su tiempo. Pero sobre todo se caracteriza su vida de santidad y de cercanía a la oración que le permitía un contacto muy íntimo con el Señor. Hasta tal punto llegó su amor a Dios que una vez se le vio abrazando al niño Jesús
San Antonio de Padua no gozó de una larga vida. Su incansable labor misionera termina a muy temprana edad, entrega su vida al el Señor el día 13 de junio del 1231, a la edad de 36 años.
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