Introito.- Si miras, Señor, nuestros pecados, Señor, ¿quién resistirá? Mas en ti reside la misericordia, ¡oh Dios de Israel! Salmo.- Del fondo del abismo clamo a ti, Señor ; Señor, oye mi voz. V/. Gloria al Padre.
Colecta.- Oh Dios!, refugio y fortaleza nuestra, oye las piadosas plegarias de tu Iglesia, tú, el autor mismo de toda piedad, y haz que consigamos eficazmente lo que con fe pedimos. Por nuestro.
Epístola. (Fil.1.6-11).- Hermanos: Tengo la seguridad en Nuestro Señor Jesucristo de que quien comenzó en vosotros esta hermosa obra, continuará su perfeccionamiento hasta el día de Jesucristo. Y es justo que yo sienta esto de todos vosotros, porque os llevo en el corazón, ya que compartís la gracia que se me ha dado en mis prisiones y en la defensa y confirmación del Evangelio. Dios me es testigo de que os amo a todos vosotros con la ternura misma de Jesucristo. Y esto pido: que vuestra caridad abunde más y más en luz y en inteligencia, para que sepáis discernir lo que es mejor y seáis sinceros e intachables hasta el día de Cristo, llenos de frutos de justicia por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Aleluya, aleluya. Los que teméis al Señor, confiad en él; es vuestro amparo vuestra defensa.
Evangelio. (Marc. 22.15-21).- En aquel tiempo: Fueron los fariseos y se confabularon para sorprender a Jesús en lo que hablase. Para lo cual le enviaron sus discípulos juntamente con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios según, la verdad, y sin consideración a quienquiera que sea, porque no miras a la calidad de las personas. Dinos, pues, ¿qué te parece, es lícito pagar tributo al César, o no? Mas Jesús, conociendo su perversidad, repuso: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos te ofrecieron un denario. Les dijo entonces Jesús: ¿De quién es esta figura e inscripción? Y al responderle ellos: Del César, dijo entonces Jesús: Dad pues al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Secreta.- Haz, ¡oh Dios misericordioso!, que esta oblación saludable nos libre sin cesar; de nuestros propios pecados, y nos defienda de todo lo adverso. Por nuestro Señor Jesucristo.
Prefacio de la Santísima Trinidad.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en ]a individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancias Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo...
Comunión.- A ti invoco, Dios míos tú me escucharás. Inclina a mí tu oído y escucha mis palabras.
Poscomunión.- Habiendo recibido, Señor, los dones del sagrado misterio, te rogamos humildemente que sirva de auxilio a nuestra flaqueza lo que nos mandaste hacer en memoria tuya. Tú Que vives.
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