“RESPONDIÓ JESÚS: EN VERDAD, EN VERDAD TE DIGO QUE QUIEN NO RENACIERE DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU, NO PUEDE ENTRAR EN EL REINO DE LOS CIELOS” (San Juan 3, 5).
La Iglesia católica es la guardiana e intérprete de la Sagradas Escrituras. Ella sola ha recibido el poder y la autoridad para determinar infaliblemente el verdadero sentido de los textos sagrados.
Papa Pío IX, Primer Concilio Vaticano, sesión 3, cap. 2 sobre la revelación, 1870: “… Nos, renovando el mismo decreto, declaramos que su mente es que en materias de fe y costumbres que atañen a la edificación de la doctrina cristiana, ha de tenerse por verdadero sentido de la Sagrada Escritura aquel que sostuvo y sostiene la santa madre Iglesia, a quien toca juzgar del verdadero sentido e interpretación de las Escrituras santas; y, por tanto, a nadie es lícito interpretar la misma Escritura Sagrada contra este sentido ni tampoco contra el sentir unánime de los Padres”[1].
Pero no toda Escritura es entendida por la Iglesia católica en el sentido literal. Por ejemplo, en S. Mateo 5, 29, nuestro Señor Jesucristo nos dice que si nuestro ojo nos escandaliza debemos arrancarlo, porque es mejor perder un miembro que todo nuestro cuerpo caiga en el infierno.
Pero las palabras Ntro. Señor aquí no son entendidas literalmente. Sus palabras están hablando figurativamente para describir una ocasión de pecado o algo en la vida que pueda escandalizarnos y ser un obstáculo para nuestra salvación. Tenemos que arrancarla y cortarla, dice Ntro. Señor, porque es mejor no tenerlas que perecer por completo en el infierno.
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https://verdadcatolica.blogspot.com/2018/11/el-agua-es-materia-fundamental-para-el.html
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