Hay mucha gente desanimada por la política. Andan preguntando: “¿Qué tenemos que hacer?” Algunos ni siquiera preguntan, sino que resueltamente dicen: “no hay nada que hacer”.
Para un cristiano, la respuesta es muy sencilla: hay que salvar el alma.
— ¿Y la Patria?
— Salvar la Patria también, de ese modo.
— Primero salvar el alma, ¿y después?…
— No. Las dos cosas juntas. A la vez. Pero la segunda condicionada a la primera. Al mismo tiempo y una en ancas.
— No entiendo —dice el argentino, que le gusta más que el alma la política.
Como siempre el padre Castellani es esa lámpara que no se extingue, la actualidad es desalentadora, pero siempre queda algo por hacer.
ResponderEliminarLo que dice el post es verdad, pero cuesta mucho realizarlo cuando todo te patea en contra, que Dios se apiade de los católicos fieles
ResponderEliminar" La hora que vivimos reclama urgentemente una pasión afirmativa, constructiva, avasalladora, que arrebate a un puñado de soldados, civiles y sacerdotes en la tarea de restaurar a la Patria en Cristo y en el Señorío sobre todo lo propio.
ResponderEliminarSe requiere el sentido heroico y el renunciamiento total de sí mismo para tener libertad de acción y de decisión, sean cuales fueren las consecuencias personales y familiares.
Están en peligro las almas y la Patria. El precio del rescate es ofrecerlo todo sin reservarse nada, hasta dar la vida que es el modo de ganarla para la eternidad.
Se han enarbolado todas las falsas banderas, se han proclamado las consignas del idealismo utópico y de las ideologías materialistas. No hay mito demasiado humano que no se haya ensayado políticamente. Es hora de salir con Cristo y con María, enarbolando la bandera de Belgrano; no hay más política nacional que la Verdad, el Sacrificio y la Jerarquía. Se trata de empuñar a las almas y a la Patria, para arrebatarlas hacia Cristo por María, sabiendo que fracasar temporalmente en la demanda es todavía vencer, es todavía la gloria en el tiempo histórico que refleja la eternidad de Dios. La consigna suprema del Nacionalismo argentino: adorar a Cristo contra la idolatría del dinero y la adulación de las masas.
Marx envenenó al mundo entero con la divisa del resentimiento social: Masas, no héroes. Nosotros, en cambio, proclamamos la divisa del hombre esencial: Héroes, no masas."
Jordán Bruno Genta
¿Qué debemos hacer?: 2° Las fuerzas contrarrevolucionarias son, humanamente, impotentes. La batalla de mantenimente es ellevada a cabo por una minoría, vigorosa y valiente ciertamente, pero humanamente impotente. El disposito revolucionario es inexpugnable. El enemigo ha tejido un asedio cerrrado que, si bien es artificial, se impone de una manera absoluta. Las fuerzas contrarrevolucionarias son incesantemente neutralizadas, mutilidades y aniquiladas. 3° Las fuerzas contrarrevolucionarias están constriñidas por los medios de la "legalidad" revolucionaria. Los contrarrevolucionarios tienen consciencia de defender los derechos de Dios contra el poder de la BESTIA. Es de esa fuente que extraen su ardor y su confianza. Pero se imagen demasiado fácilmente que esta posición de principio les da sobre el Estado LAICO una preeminencia jurídica. Es demasiado tarde para exigir del Estado LAICO el reconocimiento de los derechos de la Iglesia, para pretender del Estado APÓSTOTA el reconocimiento de los derechos de Jesucristo, para esperar del Estado SIN DIOS el reconocimiento de los derechos de Dios. En el combate que llevamos a cabo, somos constreñidos a los medios de la "legalidad" revolucionaria, que, por añadidura, será cada día más rigurosa, reduciendo cada vez más nuestros de defensa. La batalla ulterio, la que tendrá por objetivo arrancar el poder a la BESTIA y restituírselo a Cristo Rey, es obra personal de Dios. Sin embargo, el Divino Maestro espera que el pequeño número intervenga por la ORACIÓN y la PENITENCIA para remover el obstáculo que se opone a la acción divina, e incluso, en una cierta medida, para desencadenada
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