Como se sabe la gigantesca figura de San Vivente Ferrer, grande en su doctrina, grande en su predicación, quizás el mayor taumaturgo de la Historia, el “Ángel del Apocalipsis ” como él mismo se llamó porque se consideraba el predicador de los “Ultimos Tiempos”; se equivocó prestando su obediencia a su paisano valenciano el “Papa Luna” al que se considera por casi todos – aunque no con certeza absoluta- un Antipapa de Avignon. No le faltaba buena voluntad pero su elección quizás fue equivocada, y después se retractó del hecho. Esto nos enseña que no debemos considerar a nadie culpable de sus errores si los ha abrazado con buena voluntad y quizás con ignorancia invencible, si están prestos a abjurar de ellos en cuanto tengan una verdadera comprensión del asunto.
En las disputas sobre los Antipapas enfrentados de la Historia, nunca hubo tanta luz como la hay hoy día sobre los falsos usurpadores papales, que han provocado la catastrófica situación en que nos encontramos desde hace casi sesenta años con impostores que se apartan con nitidez de la doctrina que nos legó la tradición apostólica que se guarda en el “Depósito de la Fe” al cual se refirió San Pablo en su epístola a Timoteo con acentos dramáticos : ¡Oh Timoteo guarda el Depósito de la Fe!
Así es, la posición sede vacante es la única explicación lógica al gran desbarajuste actual, en dónde la cristiandad y la catolicidad queda como desdibujada en el mundo moderno-
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