¿QUE ES EL APOSTOLADO?
Se llama apostolado (del latín, apostolātus) al oficio del apóstol, a su obra y a su actividad. La palabra apóstol proviene del vocablo griego άπόστολος (a su vez derivado del verbo άπόστέλλω, enviar), y significa enviado, mensajero, embajador. En sentido estricto, el apostolado tiene una significación eminentemente religiosa en el marco del cristianismo, mientras que en sentido laxo puede aplicarse a ciertas profesiones o actividades que, en su buen ejercicio y bajo ciertas circunstancias, signifiquen un nivel eminente de entrega y dedicación (v.gr., «en situaciones de carencia, la enseñanza es un apostolado»; o «ejerció la Medicina como un apostolado», etc.).
Es muy recomendable que los niños en su tierna infancia sean instruidos en las primeras nociones del Catecismo
(Santo Evangelio del Domingo XII después de Pentecostés tomado de San Lucas, X, 23-37)
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis. Porque os aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y quisieron oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron. Se levantó entonces un doctor de la Ley y, para enredarlo le dijo: “Maestro, ¿qué he de hacer para lograr la herencia de la vida eterna?” Le respondió: “En la Ley, ¿qué está escrito? ¿Cómo lees?” Y él replicó diciendo: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.” Le dijo Jesús: “Has respondido justamente. Haz esto y vivirás.” Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?” Jesús repuso diciendo: “Un hombre, bajando de Jerusalén a Jericó, vino a dar entre salteadores, los cuales, después de haberlo despojado y cubierto de heridas, se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente, un sacerdote iba bajando por ese camino; lo vio y pasó de largo. Un levita llegó asimismo delante de ese sitio; lo vio y pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció de él; y acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; luego, poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo condujo a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios los dio al posadero y le dijo: “Ten cuidado de él, todo lo que gastares de más, yo te lo reembolsaré a mi vuelta.” ¿Cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de los bandoleros?” Respondió: “El que se apiadó de él.” Y Jesús le dijo: “Ve, y haz tú lo mismo.”
Es triste ver cómo los sacerdotes, de manera general faltan a su ministerio.
ResponderEliminarA todos nos ha pasado que nos nieguen confesión o algún servicio.
Ayer una amiga buscaba sacerdote para una unción de enfermos para una moribunda y 15 sacerdotes de diferentes congregaciónes y diocesanos pusieron escusas para no ir.
La mujer murió en la madrugada sin haber recibido el sacramento.
Si me hubiera Sido posible impartir el sacramento, hubiera acudido personalmente aún teniendo hijos y con mi esposa embarazada.
Y ¿No se trata de eso el celibato? Estar disponibles para la gente en todo momento.
Si mi hijo tiene una urgencia en la noche, ¿sería yo capaz de decirle que al día siguiente lo vemos?
Vivimos una de las crisis de Fe más grandes de la historia y es culpa de los pastores.
Pero cuando regrese el Hijo del Hombre, ¿ Encontrará Fe en la tierra?
- Memorun Novarum
«¡Oh María, María, templo de la Trinidad! ¡Oh María, portadora del Fuego! María, que ofreces misericordia, que germinas el fruto, que redimes el género humano, porque, sufriendo la carne tuya en el Verbo, fue nuevamente redimido el mundo.
ResponderEliminar«¡Oh María, tierra fértil! Eres la nueva planta de la que recibimos la fragante flor del Verbo, unigénito Hijo de Dios, pues en ti, tierra fértil, fue sembrado ese Verbo. Eres la tierra y eres la planta. ¡Oh María, carro de fuego! Tú llevaste el fuego escondido y velado bajo el polvo de tu humanidad.
«¡Oh María! vaso de humildad en el que está y arde la luz del verdadero conocimiento con que te elevaste sobre ti misma, y por eso agradaste al Padre eterno y te raptó y llevó a sí, amándote con singular amor.
«¡Oh María, dulcísimo amor mío! En ti está escrito el Verbo del que recibimos la doctrina de la vida… ¡Oh María! Bendita tú entre las mujeres por los siglos de los siglos» (Or. en la Anunciación; extracto).
Santa Catalina de Siena.
“Busca únicamente a Dios sin pensar en mada creado . Y
ResponderEliminarsi hablas hazlo como si no estuvieras hablando , si escuchas ,
hazlo como si no estuvieras escuchando. Solamente Dios es
todo ; la criatura no es más que la nada , y el pecado .
Todo lo que hay aquí es vanidad , porque todo lo que pasa no es nada.
En el momento de la muerte, ¡cuando lo lamentaremos por no haber
haber aprovechado el tiempo que nos asignó”.
Santa María de Jesús Crucificado .
LAS MANOS DEL SACERDOTE.
ResponderEliminarAún en el sacerdote indigno e infiel, sus manos son luminosas, derraman el poder de Dios y queman a los demonios. No podemos ver estas cosas espirituales, intangibles e invisibles, sin la fe en el Espíritu.
Las manos del sacerdote son la pesadilla y el espanto para el infierno porque ellos podrán hacer caer a un sacerdote por sus pecados e infidelidades, pero no podrán encadenarle sus manos. Estas manos nos administran los sacramentos, o sea, nos llevan al Reino que no es de este mundo, la gloria. Y estas manos nada más y nada menos que consagran el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor.
La Beata Ana Catalina Emmerich dice que aún en el infierno sus manos brillarán con un brillo especial. El demonio tiene la guerra más grande contra los sacerdotes pues tienen las armas más poderosas para derrotarlos y si cae un sacerdote arrastra a miles de almas con él. Supliquemos diariamente al Señor:
Dios Todopoderoso, te suplicamos nos envíes muchos y santos sacerdotes transformados en Jesús. Envíanos muchos sacerdotes obedientes y amantes al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Danos sacerdotes castos y fieles a nuestra Santa Madre Iglesia. Amen.
THE HANDS OF THE PRIEST.
Even in the unworthy and unfaithful priest, his hands are luminous, they pour out the power of God and burn the demons. We cannot see these intangible and invisible spiritual things without faith in the Spirit.
The hands of the priest are the nightmare and the horror for hell because they can make a priest fall for his sins and infidelities, but they cannot chain his hands. These hands administer the sacraments to us, that is, they take us to the Kingdom that is not of this world, glory. And these hands nothing more and nothing less than consecrating the bread and the wine in the Body and Blood of Our Lord.
Blessed Anne Catherine Emmerich says that even in hell her hands will shine with a special brilliance. The devil has the greatest war against the priests because they have the most powerful weapons to defeat them and if a priest falls, he drags thousands of souls with him. Let us pray daily to the Lord:
Almighty God, we beg you to send us many holy priests transformed into Jesus. Send us many obedient priests and lovers of the Sacred Heart of Jesus and the Immaculate Heart of Mary. Give us chaste and faithful priests to our Holy Mother Church. Amen.