Hemos querido compartir con nuestros lectores y visitantes esta profética reflexión del Padre Castellani S.J. en estos momentos en que muchísimas personas se preguntan y comentan por doquier el motivo de por qué tanta maldad en la sociedad actual, por qué tanta inseguridad, por que tanta violencia, intolerancia entre las personas etc, etc, ...
Desgraciadamente también desde hace un par de décadas hemos notado como la gente se ha vuelto hoy día hipersensibles y suceptibles a cualquier cosa que se les diga contra su parecer o proceder.
Como esta realidad no solo está a flor de piel en los mundanos o aquellos que no saben nada de Dios, si no que es muy común entre muchos cristianos que han dejado de lado la Caridad, les acercamos estos pensamientos del cura Castellani. (Léalo y medítelo que vale la pena)
“Los males que hoy sufrimos, tienen, pues, raíz vieja; pero consolémonos, porque ya está cerca el jardinero con el hacha. Estamos al fin de un proceso morboso que ha durado cuatro siglos. Vosotros sabéis que en el llamado Renacimiento había un veneno de paganismo, sensualismo y descreimiento que se desparramó por toda Europa, próspera entonces y cargada de bienestar como un cuerpo pletórico. Ese veneno fue el fermento del protestantismo; "rebelión de los ricos contra los pobres", como lo llamó Belloc, que rompió la unidad de la Iglesia, negó el Reino visible de Cristo, dijo que Cristo fue un predicador y un moralista, y no un Rey; sometió la religión a los poderes civiles y arrebató a la obediencia del Sumo Pontífice casi la mitad de Europa. Las naciones católicas se replegaron sobre sí mismas en el movimiento que se llamó Contrarreforma, y se ocuparon en evangelizar el Nuevo Mundo, mientras los poderes protestantes inventaban el Puritanismo, el Capitalismo y el Imperialismo. Entonces empezó a invadir las naciones católicas una a modo de niebla ponzoñosa proveniente de los protestantes, que al fin cuajó en lo que llamamos Liberalismo, el cual a su vez engendró por un lado el Modernismo y por otro el Comunismo. Entonces fue cuando sonó en el cielo la trompeta de la cólera divina, que nadie dejó de oír; y el Hombre Moderno, que había caído en cinco idolatrías y cinco desobediencias, está siendo probado y purificado ahora por cinco castigos y cinco penitencias: Idolatría de la ciencia, con la cual quiso hacer otra torre de Babel que llegase hasta el cielo; y la ciencia está en estos momentos toda ocupada en construir aviones, bombas y cañones para voltear casas y ciudades y fábricas. Idolatría de la Libertad, con la cual quiso hacer de cada hombre un pequeño y caprichoso caudillejo; y éste es el momento en que el mundo está lleno de despotismo y los pueblos mismos piden puño fuerte, para salir de la confusión que creó esa libertad demente. Idolatría del Progreso, con el cual creyeron que harían en poco tiempo otro Paraíso Terrenal; y he aquí que el Progreso es el Becerro de Oro que sume a los hombres en la miseria, en la esclavitud, en el odio, en la mentira, en la muerte. Idolatría de la carne, a la cual se le pidió el cielo y las delicias del Edén; y la carne del hombre desvestida, exhibida, mimada y adorada, está siendo destrozada, desgarrada y amontonada como estiércol en los campos de batalla. Idolatría del Placer, con el cual se quiere hacer del mundo un perpetuo Carnaval y convertir a los hombres en chiquilines agitados e irresponsables; y el placer ha creado un mundo de enfermedades, dolencias, y torturas que hacen desesperar a todas las facultades de medicina. Esto decía no hace mucho tiempo un gran obispo de Italia, el arzobispo de Cremona, a sus fieles. ¿Y nuestro país? ¿Está libre de contagio? ¿Está puro de mancha? ¿Está limpio de pecado? Hay muchos que parecen creerlo así, y viven de una manera enteramente inconsciente, pagana, incristiana, multiplicando los errores, los escándalos, las iniquidades, las injusticias. Es un país tan ancho, tan rico, tan generoso, que aquí no puede pasar nada; queremos estar en paz con todos, vender nuestras cosechas y ganar plata; tenemos gobernantes tan sabios, tan rectos y tan responsables; somos tan democráticos, subimos al gobierno solamente a aquel que lo merece; tenemos escuelas tan lindas; tenemos leyes tan liberales; hay libertad para todo; no hay pena de muerte; si un hombre agarra una criaturita en la calle, la viola, la mata y después la quema, ¡qué se va a hacer, paciencia! ; tenemos la prensa más grande del mundo: por diez centavos nos dan doce sábanas de papel llenas de informaciones y de noticias; tenemos la educación artística del pueblo hecha por medio del cine y de la radiotelefonía; ¡qué pueblo más bien educado va a ir saliendo, un pueblo artístico! ¡Qué país, mi amigo, qué país más macanudo! –¿Y reina Cristo en este país? -¿Y cómo no va a reinar? Somos buenos todos. Y si no reina, ¿qué quiere que le hagamos? Tengo miedo de los grandes castigos colectivos que amenazan nuestros crímenes colectivos. Este país está dormido, y no veo quién lo despierte. Este país está engañado, y no veo quién lo desengañe. Este país está postrado, y no se ve quién va a levantarlo. Pero este país todavía no ha renegado de Cristo; y sabemos por tanto que hay alguien capaz de levantarlo.
Preparémonos a su Venida y apresuremos su Venida. Podemos ser soldados de un gran Rey; nuestras pobres efímeras vidas pueden unirse a algo grande, algo triunfal, algo absoluto. Arranquemos de ellas el egoísmo, la molicie, la mezquindad de nuestros pequeños caprichos, ambiciones y fines particulares. El que pueda hacer caridad, que se sacrifique por su prójimo, o solo, o en su parroquia, o en las Sociedades Vicentinas... El que pueda hacer apostolado, que ayude a Nuestro Cristo Rey en la Acción Católica o en las Congregaciones.
El que pueda enseñar, que enseñe, y el que pueda quebrantar la iniquidad, que la golpee y que la persiga, aunque sea con riesgo de la vida. Y para eso, purifiquemos cada uno de faltas y de errores nuestra vida. Acudamos a la Inmaculada Madre de Dios, Reina de los ángeles y de los hombres, para que se digne elegirnos para militar con Cristo, no solamente ofreciendo todas nuestras personas al trabajo, como decía el capitán Ignacio de Loyola, sino también, para distinguirnos y señalarnos en esa misma campaña del Reino de Dios contra las fuerzas del Mal, campaña que es el eje de la historia del mundo, sabiendo que nuestro Rey es invencible, que su Reino no tendrá fin, que su triunfo y Venida no está lejos y que su recompensa supera todas las vanidades de este mundo, y más todavía, todo cuanto el ojo vio, el oído oyó y la mente humana pudo soñar de hermoso y de glorioso.”
Tal cual, no se podía esperar nada menos de este gran maestro, ahi estaba escuchando una entrevista a un padre de flia que se quejó en el colegio xq enseñaban a su jijo ideologia de genero u le contestaron que eran las lineas que le bajaban desde el Vaticano.
ResponderEliminarDefinición Magistral de como es, como vive y que piensa el hombre Moderno, Ateo práctico y Liberal....
ResponderEliminar“Veo una multitud innumerable de hombres semejantes o iguales que se mueven
sin reposo para procurarse pequeños y vulgares placeres de que llenar su alma. Cada
uno, retirado al margen de las cosas, es como extranjero al destino de los demás...; vive con sus conciudadanos, está a su lado,
pero no los ve; los toca y no los siente en su
alma; no existe más que para sí y por sí...”.
Tocqueville-pensador francés-