Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

viernes, 25 de abril de 2014

DÍA DE FIESTA PARA NUESTRA SOCIEDAD RELIGIOSA, AL CONMEMORARSE HOY EL 800 ANIVERSARIO DE NUESTRO SANTO PATRÓN LUIS IX REY DE FRANCIA


Hoy Viernes 25 de Abril de 2014 se conmemora el 800 aniversario del nacimiento de nuestro Santo Patrón Luis IX Rey de Francia
El Santo Rey nació en Poissy (Francia) un 25 de Abril del año 1214 y muere en Túnez el 25 de Agosto de 1270.
A los Once años de edad; Luis fue coronado como rey de Francia, aunque su madre Doña Blanca de Castilla (hija de Alfonso VIII). Fue, por tanto, primo hermano del rey castellano Fernando III el Santo.) gobernó por él hasta su mayoría de edad. El Santo Rey pasó a ser luego, uno de los gobernantes más exitoso de Francia y de Europa, llevó a cabo nuemerosas reformas para el bien de su corona y para que Cristo el Rey de reyes fuera el centro de Francia.
Siempre se destaca el amor que San Luis tenía a la Iglesia y al Papa, es por eso que velaba de manera particular para que en Francia la Iglesia de Cristo gozara libremente de todos sus derechos. Al mismo tiempo el monarca lleno de piedad y celo por la Gloria de Dios se involucra y lidera desde 1246 y 1254, la séptima Cruzada. Recupera la Corona de Espinas de Ntro. Sr. Jesucristo y manda a construir la Sainte-Chapelle en París. Su cuerpo es venerado en la Abadía de Saint Denis en París.



Testamento espiritual de San Luis a su hijo

(Acta Sanctorum Augusti 5 [1868]1, 546)

Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible.
Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal.
Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que no sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas.
Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor con oración vocal o mental.
Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. Obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón. Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas.
Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual. Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía.
Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la Santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén.

miércoles, 23 de abril de 2014

LAS RELIGIOSAS CATÓLICAS COMO MADRES VÍRGENES -Por Sor María Cabrini-

En la Iglesia católica a las hermanas religiosas consagradas se les considera como «otras Marías». Las Hermanas perpetúan, a través de la historia, el papel de María como Virgen y Madre. La virginidad, o castidad perpetua, es el principal adorno espiritual de la Hermana y también de María. Para ella, especialmente, fue parte de su preparación única para ser Madre del Mesías. No solo fue María la Madre de Dios, sino que, al pie de la Cruz, también fue hecha Madre de todas las almas. De modo parecido, toda Hermana participa con Cristo como madre espiritual para con las almas que Él salvó.
Uno de los más bellos aspectos de la vida de la Hermana es su castidad. Para el mundo, la castidad parece muy negativa, incluso una imposibilidad, pero Nuestro Señor no nos manda imposibles. Él invitó a los que deseaban ser perfectos a seguirle en la pobreza, la castidad y la obediencia. San Agustín admitió que no podía comprender esta virtud hasta que él mismo experimentó su gozo:

«Vi la castidad. Estaba radiante, pero con una alegría pura y serena.
Me invitó a venir, y, lista para abrazarme, me tendió sus manos llenas de buenos
ejemplos: niños, mucha juventud, gentes de toda edad, viudas respetables y
mujeres que habían encanecido guardando su virginidad. Todas estas almas eran
castas, y en esta continencia no había esterilidad, sino que era fecunda de
gozosa prole, como muchos frutos que debió a tu amor, Señor, que eres su Esposo»
(Confesiones de san Agustín).

Así, la castidad contiene un maravilloso cumplimiento para aquellos que la escogen por amor a Dios.
La castidad es una virtud tanto excelente como heroica. Una Hermana se convierte en miembro de aquella clase privilegiada de vírgenes que «siguen al cordero do quiera que vaya» (Ap. 14: 4). Así como se consagran la iglesia, el altar y el cáliz para el culto divino, así también la religiosa se consagra para un fin sobrenatural, el servicio de Dios. La virginidad no debe ser un fin en sí mismo, en desdén del estado matrimonial. La virginidad fue establecida como medio para llegar a la intimidad con Dios sin las muchas distracciones de una familia. Es un verdadero sacrificio de parte de una mujer renunciar a la expresión natural de su amor dentro de los límites de una familia, mas este sacrificio no quedará sin recompensa. Con este Amante Divino, a quien no se le puede superar en generosidad porque su amor es infinito, se casa la Hermana y se convierte en su misma esposa. Su vida en la tierra es un anticipo de la suprema paz y alegría celestial.

Los escritores de espiritualidad comparan la castidad con el incienso que llevaron los reyes magos. El incienso no despide su fragancia hasta que se quema. De igual manera, la vida de la pureza virginal no es algo frío; es la pasión llameante de un corazón profundamente enamorado de Cristo. El amor eleva el sacrificio, y la fragancia de su incienso se eleva en la Iglesia.
Dios creó a la mujer para ser madre. Aunque una Hermana renuncia a los gozos de la maternidad física, aún así debe realizarse como madre dentro de su vocación. Si niega su amor, permanece estéril y es incapaz de ejercer su influencia sobre las almas. Una vida tal no puede tener satisfacción o sentido duradero. Una Hermana cumple su llamado armonizando su vida de castidad religiosa con las gracias maternales del amor, la bondad y el consejo. María, que fue siempre virgen, es la personificación de la maternidad. Como su maternidad dependía de la virgnidad, la maternidad espiritual de una Hermana fluye de su vida virginal. Las Hermanas consagradas se proponen buscar un amor más profundo en Cristo, trascendiendo el amor humano. Cuando esta unión íntima y espiritual motiva las obras y las oraciones de una Hermana, su ejemplo en la Iglesia irradia la belleza de la verdadera condición de la mujer.
Una Hermana es una virgen madre con Cristo en sus obras ocultas y en su apostolado activo. Su vida de oración tiene gran poder intercesorio para con las almas. Con su meditación diaria en la salvación y en la maldad del pecado, una Hermana consagrada pesa la vida en la balanza eterna. Ofrece peticiones por los pecadores empedernidos, por los jóvenes, por la propagación de la fe, por la liberación de almas detenidas en el purgatorio, por la perseverancia de los fieles. Comparte los intereses de su Amado. Al igual que santa Teresita de Lisieux, que se hizo patrona de las misiones sin haber abandonado el claustro, la Hermana no necesita saber dónde se aplican los méritos de sus rezos.

En el apostolado de la enseñanza, una Hermana se asocia íntimamente con Nuestro Señor en su sed por almas y ejercita la vigilancia de una madre por sus hijos. De su unión íntima con Cristo, la Hermana maestra advierte de los peligros espirituales, enseña los dotes salvíficos, corrige los malos hábitos, inculca un horror por el pecado e inspira un mandato de amar y servir a Dios de todo corazón. Aconseja pacientemente, instruye al ignorante, amonesta al que yerra y escucha con simpatía a los adversarios de otros como solo una madre puede hacerlo. La obra monumental de enseñar que desempeñan las Hermanas católicas ha influido profundamente a incontables mentes y corazones jóvenes. El sistema parroquial, en su día la gloria de la Iglesia, se ha deteriorado por lo general con una pérdida calamitosa de fe en las generaciones más jóvenes. Notamos los efectos desastrosos desde el Concilio Vaticano II, particularmente en la pérdida de Hermanas maestras y en el consiguiente declive de la educación católica. Puede notarse mejor el tremendo impacto que las Hermanas ejercieron como maestras en aquellos lugares donde cumplieron muchos papeles de madre.
Como madre de almas, la Hermana religiosa encuentra la inestimable perla de su vocación, una vida repleta de profundo significado. Se une en corazón y mente con su Novio, Jesucristo, en la salvación de almas. Su amor virginal florece en la Iglesia, y la fragancia de su labor perdura por generaciones. «¡Oh, cuán bella es la generación casta con esclarecida virtud! Inmortal es su memoria, y en honor delante de Dios y de los hombres» (Sb. 4:1). Específicamente, se debe a su íntima unión con Nuestro Señor que una Hermana pueda afectar profundamente las vidas de otros.
En el orden natural, Dios ha santificado el amor matrimonial para multiplicar la humanidad. El matrimonio fue elevado a sacramento por Cristo para simbolizar el amor de Cristo por la Iglesia. Místicamente, la Hermana es casada directamente con Cristo y eleva el poder del amor humano en su búsqueda por un amor más perfecto. Es en la renuncia del amor humano legítimo que una Hermana descubre un amor más rico en la vida, uno que puede satisfacer y santificar en todo momento. Por los cielos se escapa ella de las asechanzas del mundo para abrazar el corazón de Cristo en el Calvario. Por encima de la tierra, en la esfera del amor espiritual, da luz a las almas en Cristo. Ella es la virgen apóstol que participa con la Iglesia virgen en el renacimiento espiritual de las almas. Con Cristo en la cruz, su amor comprende las necesidades de todos.
Que todos los católicos estimen la vida religiosa de las Hermanas, cuyas plegarias y obras son vitales para la misión de la Iglesia. Que los padres conserven y transmitan a sus hijos la belleza de esta vida y el privilegio de haber sido llamado por Dios a su servicio. Que muchas jovencitas generosas respondan a la invitación de Cristo de ser sus esposas, madres vírgenes para la Iglesia.
Visto en: http://sursumcordablog.blogspot.com.ar/

lunes, 21 de abril de 2014

VIERNES SANTO 2014 EN SANTIAGO DE CHILE



Todas las imágenes véalas en:
http://verdadcatolica.blogspot.com.ar/2015/03/viernes-santo-2014-en-santiago-de-chile.html

VIERNES SANTO 2014 CAPILLA VIRGEN DE LUJAN EN VEDIA



Todas las fotos de esta Solemne ceremonia en:

JUEVES SANTO 2014 EN SANTIAGO DE CHILE


Todas las imágenes de esta ceremonia  en:

JUEVES SANTO 2014 EN LA CAPILLA VIRGEN DE LUJAN DE VEDIA


Todas las fotos de esta Solemne Ceremonia:
http://verdadcatolica.blogspot.com.ar/2015/03/jueves-santo-2014-en-la-capilla-virgen.html

lunes, 14 de abril de 2014

DOMINGO DE RAMOS 2014 - COMIENZO DE LA SEMANA SANTA

Bendición de las palmas en la Iglesia Inmaculado Corazón de María en Tampa Fl,


Bendición de los Ramos y seguido de la Sta. Misa en la Capilla Virgen de Luján


Bendición de los Ramos y Sta. Misa en Sgo. de Chile



Todas las Fotos en:

viernes, 4 de abril de 2014

EL CRISTIANO HA NACIDO PARA LA LUCHA

Por: Jorge Saéz Criado

Dijo el Papa León XIII que "el cristiano ha nacido para la lucha". No es una frase suave y meliflua, de las que tanto gustan. Nos presenta una vida de combate, siempre dispuestos a luchar por nuestra salvación.

Pero no debemos minimizar otra gran batalla, aunque la primordial es la interior: la exterior. Dar testimonio con nuestras palabras y nuestras obras. Tratar de hacer realidad ya el Reino de Dios en este nuestro mundo. Eso incluye, para los que estamos en el mundo, ofrecer nuestra visión de las cosas, discutir si es necesario, corregir, aclarar puntos, actuar con coherencia. No se queda sólo en rezar por los demás. Ora et labora. O, como dice el refrán, "a Dios rogando y con el mazo dando". Es una batalla en toda regla que incluye y necesita de la lucha interior, ya que lo que se vive dentro es lo que se exterioriza.

Me gustaría compartir con vosotros unos pocos puntos que pueden ser útiles para la batalla:

- El guerrero lucha. Esta obviedad implica que no puede vivir por inercia, pretendiendo ser sólo un observador o guiándose por el "vive y deja vivir" que sólo sirve para enmascarar la cobardía. El cristiano, especialmente el confirmado, tiene que reflejar lo que cree. Si no se convierte en obras, la fe está muerta.

- Al primero al que hay que vencer es a uno mismo. La lucha exterior es reflejo de la interior. Sin oración, sin vida interior, lo que vamos a reflejar va a ser más bien pobre.

- El guerrero es un inconformista. No puede quedarse parado viendo injusticias y abusos. No está aquí para eso.

- Sólo podemos luchar con la esperanza que viene de la fe. Sin esa esperanza, acabaríamos dejándonos llevar por la corriente.

- Un guerrero tiene que entrenar. Si no lo hace, se oxidará. Eso incluye formarse en la fe. Poco podremos mostrar y defender lo que no conocemos.

- Un guerrero sabe elegir las batallas a luchar. No puede ni debe meterse en todas, porque le desbordarán. No es buena idea abrir demasiados frentes. Cada uno debe discernir y ver qué batallas luchar y cuáles dejar pasar.

- No todas las batallas se luchan igual, ni todos los guerreros pelean de la misma manera. No todos valen para discutir, ni todos valen para luchar desde una clausura. Cada cual tiene que conocer sus propias capacidades y usarlas de la forma más adecuada.

- Lucha para ganar. No podemos pensar en un resultado que no sea la victoria. De lo contrario, no lucharemos con todas nuestras capacidades.

- Lucha siempre de forma honorable. Así tu victoria o tu derrota serán honorables.

10º- Un guerrero debe ser prudente. No es un temerario. Piensa en el problema, evalúa formas de acción.

11º- No es bueno lanzarse a luchar sin conocer mínimamente al enemigo a batir, su forma de luchar, sus objetivos.

12º- El guerrero no tiene miedo a ir contracorriente, por mucho que algo esté plenamente aceptado por la sociedad. No está aquí para hacer lo que dice el mundo, sino para hacer lo que dice su Rey.

13º- Un guerrero conoce el miedo al fracaso, a la derrota. Pero el amor a su Señor le hace superarlo y se lanza a la batalla.

14º- Un soldado obedece a sus superiores. El Magisterio de la Iglesia es una guía que siempre debe respetar y aceptar.

15º- El "fuego amigo" es especialmente dañino. Un católico favorable al aborto, al gaymonio, que no respeta la liturgia, que no ama a la Iglesia, hace daño tanto a la propia Iglesia en sí misma como a quienes le escuchen. Es un lobo vestido con piel de cordero.

16º- Lucha siempre con amor. Que sea el amor a Dios, a la Iglesia, al prójimo el que te mueva.

17º- La vida es una lucha continua. Más vale que te lo metas bien dentro de la cabeza cuanto antes.