Nos dice el Santo Evangelio “que de repente se desató una gran tempestad y Jesús dormía” y le dijeron: ¡Señor, sálvanos que perecemos! Y les dijo “¿por qué teméis hombres de poca fe?
Esta barca zarandeada por los vientos es la Iglesia, única arca de salvación que creció, prosperó… se ha extendido por toda la tierra, pero luchando siempre contra sus enemigos visibles e invisibles… externos e internos; con las contradicciones, los odios, las persecuciones.
En su destierro a través de los siglos… desde el mar borrascoso de este mundo hasta las playas tranquilas de la Patria… mil veces a punto de naufragar: la Sinagoga, el Imperio Romano, las herejías, las invasiones de los bárbaros, los emperadores germánicos, la rebeldía de Lutero, la Revolución Francesa, la ciencia moderna, el Socialismo, el Marxismo, el Racionalismo, el Comunismo, el Laicismo, el Modernismo: la más grande de las crisis que sufrimos hoy en la Iglesia de Dios después del “concilio vaticano segundo”… Sumida la Esposa Inmaculada en la crisis más espantosa que ha conocido la historia en 2000 años, desde su fundación.
Como decía el Papa Pío XII: “Contemplamos a la Esposa Inmaculada bañada en sangre”… pero todo en vano, la barca de Pedro no se hunde, aunque parezca naufragar… aunque parezca que vencen todos sus enemigos –por permisión de la Divina Providencia- y sea humillada y ultrajada.
Nuestro Señor la sostiene, le ha prometido su asistencia… aunque parezca estar dormido y no destruya de una buena vez a sus enemigos.
La palabra de Dios no falla: “Las puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella”; la Iglesia es indefectible hasta el fin de los tiempos, es la promesa de Ntro. Señor. Aunque sea minúsculo el número de católicos fieles que resisten “Fortis in fide”… firmes en la única verdadera Fe, tratando de conservar encendida y pura la llama de la Fe Católica, hasta la segunda venida de Nuestro señor.
Afirma Pío XII: “La Iglesia no es hija del mundo (…) en medio del mundo es donde Ella sufre, combate y ora” (Alocución al Sacro colegio 2/6/1939) y vivimos precisamente esta “descomposición” de la Iglesia por haber hecho un “pacto de paz” con el mundo, su mortal enemigo. El mundo que ha entrado en el Santuario.
Y en 1941 Pío XII decía: “No debéis olvidar que pertenecéis a una Iglesia cuyo Fundador y cabeza fue azotado, insultado y crucificado; la Iglesia ha sufrido siempre persecuciones y ahora es perseguida con malicia en algunos de sus miembros”. Es por eso que debemos continuar con buen ánimo, defendiendo los intereses de Cristo Rey y de su Iglesia con la ayuda de la Ssma. Virgen María.
La mayoría de las personas que se consideran “católicos tradicionales” tienen la falsa impresión de que “si pudiéramos retroceder a lo que creían las personas en los años 1950, todo estaría bien”. No, no lo estaría. En las décadas de los años 1940 y 1950 ya la mayoría de los sacerdotes y obispos habían perdido la fe y habían rechazado completamente el dogma solemnemente definido que no hay salvación fuera de la Iglesia católica. Es simplemente un hecho que la herejía contra el dogma fuera de la Iglesia no hay salvación se enseñaba en la mayoría de los seminarios en las décadas de los años 1940 y 1950. De hecho, la ruptura de la fe empezó mucho más temprano que en las décadas de los años 1940 y 1950.
ResponderEliminarNuestra Señora de La Salette, Francia, 19 de septiembre de 1846: “En el año 1864, Lucifer junto con un gran número de demonios serán liberados del infierno; ellos eliminarán la fe poco a poco, incluso entre quienes se dedican a Dios. Serán cegados de tal manera, que, a menos que sean bendecidos con una gracia especial, esas personas asumirán el espíritu de estos ángeles del infierno; varias instituciones religiosas perderán toda fe y se perderán muchas almas (…) Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo (…) La Iglesia será eclipsada…”.
La Iglesia es el Misterio viviente de Jesús, en Ella recibimos, su vida, fuerza y luz.
ResponderEliminarEstrofa hermosa de un himno popular religioso
Una Santa, Católica y Apostólica, las cuatro nota que identifican a la Iglesia de Cristo y estas solo se encuentran en la Iglesia Romana
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