Biografía
Juventud
Gorostiaga nació en el seno de una familia perteneciente al patriciado argentino. Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Argentina Modelo, y se recibió de ingeniero civil en la Universidad de Buenos Aires. En 1947 contrajo matrimonio con Carmen Ruíz Guiñazú, con la que tendría cuatro hijos.
Muy joven se incorporó a la Empresa Argentina de Cemento Armado, fundada por su padre. Fue también miembro del Centro Argentino de Ingenieros y de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa. Su ferviente devoción católica lo hizo convertirse en terciario franciscano.
Ciudad Católica
En 1959 Gorostiaga, siguiendo el consejo del Padre Georges Grasset, fue uno de los fundadores de la versión argentina de la organización francesa Cité Catholique. Lo acompañaron en la iniciativa el intelectual Juan Carlos Goyeneche, el militar Juan Francisco Guevara y el empresario Robert Pincemin.
El grupo, apadrinado por el Cardenal Antonio Caggiano, fue muy influyente en todo el espectro de las derechas argentinas durante la primera mitad de la década de 1960, publicando la revista Verbo, a la cual Gorostiaga dirigió.
Por esa época Gorostiaga publicó también una serie de reputados artículos en los que repudiaba tanto al comunismo como al liberalismo y proponía construir un orden social cristiano, que promoviese el desarrollo de una economía basada en la Doctrina Social de la Iglesia (los textos serían recogidos y ampliados en el libro Cristianismo o revolución de 1977).
SEPAC
Cuando en 1966 se produce el golpe de Estado que lleva a la presidencia al General Juan Carlos Onganía, Gorostiaga fue convocado para colaborar con el proceso socioeconómico y político que impulsaba el gobierno.
En consecuencia se puso al frente de la Secretaría de Estado de Promoción y Asistencia a la Comunidad (SEPAC), la cual dependía del Ministerio de Bienestar Social -que era en ese entonces dirigido por el empresario católico Roberto J. Petracca.
Como el trabajo social era una pieza clave en el gobierno de Onganía para combatir a la subversión, Gorostiaga suspendió sus actividades profesionales y le cedió la dirección de la revista Verbo a Adalberto Zelmar Barbosa y la conducción de la Ciudad Católica a Carlos Alberto Sacheri para dedicarse a tiempo completo a sus tareas de funcionario público. Su ambición era organizar un sistema corporativista de gran escala, en el que la idea marxista de la lucha de clases se volviera irrisoria.
De todos modos un conflicto entre católicos y liberales dentro del gobierno hizo que Gorostiaga se viese obligado a renunciar a su cargo en 1967.
Mecenas católico
Fuera del gobierno, Gorostiaga retomó sus actividades empresariales, dedicándose especialmente a incursionar en el ámbito de la construcción.
A su fortuna la invirtió en el cumplimiento de su apostolado católico. Por ello fundó la revista Roma a fines de 1967, una publicación que asumió la tarea de alertar a sus lectores sobre los nefastos frutos del Concilio Vaticano II y defender a la tradición católica contra las manipulaciones promovidas por la masonería infiltrada entre las filas del clero.
Otro de sus proyectos en el ámbito de la propaganda católica fue la creación de las editoriales Iction y Dictio. La primera estaba dedicada a publicar obras que contribuyesen a fortalecer el crecimiento espiritual, mientras que la segunda tenía por propósito difundir libros que preconizasen la imposición política del Reinado Social de Cristo.
Fue por su iniciativa que se consiguió la consagración de la Argentina al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María el 30 de noviembre de 1969. Además lanzó una Campaña Nacional por el Rezo del Santo Rosario, mediante la cual repartió gratuitamente miles de rosarios a lo largo y ancho del territorio argentino, y contribuyó con la construcción de la Capilla "María Mediadora de todas las Gracias" y del Oratorio "Primacía y Realeza de Cristo y de María".
De corazón generoso, el empresario colaboró económicamente con la formación de seminaristas tradicionalistas y la manutención de sacerdotes que fuesen auténticos custodios de la fe. Fue presidente de la filial argentina de Una Voce, una organización internacional dedicada a difundir la misa tridentina.
De la FSSPX al Cónclave de Asís
En 1975, junto con miembros de la rama argentina de Tradición, Familia y Propiedad, Gorostiaga constituyó la Comisión de Defensa de la Fe de Siempre, a la cual se adhirieron organizaciones como la Agrupación Nacional de Familias Católicas y la Corporación Nacional de Profesionales Católicos, grupos como la Falange de la Fe, la Cruzada Tradicionalista Santo Tomás Moro, el Círculo San Atanasio, la Guardia de San Miguel y los Caballeros de María Reina, y personalidades como Olga Moreno, Álvaro Ramírez Arandigoyen, Ricardo Curutchet, y los sacerdotes Raúl Sánchez Abelenda y Hervé Le Lay.
Gorostiaga, en su rol de presidente de la coordinadora de católicos tradicionalistas, obró como anfitrión de Monseñor Marcel Lefebvre durante su recordada visita a la Argentina en 1977 en la que el prelado francés estuvo a punto de ser víctima de un atentado (el empresario llegó a ceder un galpón de la EACA para que el Arzobispo realizase una misa en la ciudad de Buenos Aires, pero la policía la prohibió, arguyendo que las leyes de la época impedían la realización de reuniones multitudinarias sin autorización expresa por parte de algún funcionario gubernamental). El vínculo entre el ingeniero y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X fue muy fuerte, llegando a colaborar en la erección del Seminario de Nuestra Señora Corredentora en la localidad bonaerense de La Reja.
Sin embargo Gorostiaga rompería con Lefebvre en 1985, decepcionado con el prelado francés por no adherir al sedevacantismo que él profesaba.
Sitiéndose obligado a acabar con la vacancia del trono de San Pedro, Gorostiaga financió la propuesta de Monseñor José López Gastón de organizar un cónclave papal en el año 1994 en la ciudad italiana de Asís. Al mismo asistieron muchos laicos y clérigos sedevacantistas. Allí se escogió como Papa al sacerdote sudafricano Victor von Pentz, quien asumió su pontificado con el nombre de Lino II (y que renunciaría al cargo en 2007).
Gorostiaga falleció en Buenos Aires en el año 2003, a los 80 años de edad.
Revista Roma
La revista Roma, que circuló entre 1967 y 1994, fue una publicación de gran interés para los católicos tradicionalistas de habla hispana. Entre las plumas que colaboraron con la redacción estuvieron las de los sacerdotes Alfonso de Galarreta, Alberto Ignacio Ezcurra, Moisés Carmona, Antônio de Castro Mayer, Alberto García Vieyra, Jose Luis Torres-Pardo y Alfonso M. Buteler, las de los intelectuales Rafael Gambra, Buenaventura Caviglia Cámpora, Juan Antonio Widow, Tomás Tello, Juan Alfredo Casaubon y Wigand Siebel, la del científico Julio Garrido, la del empresario Federico Bracht, y la de los teólogos Homero Johas y Araí Daniele. Además la revista publicó numerosas páginas clásicas de la teología católica.
El director de Roma desde su creación fue el abogado Andrés de Asboth, un hombre perteneciente a la nobleza de Hungría en el exilio. Sin embargo, cuando en 1985 el ingeniero Gorostiaga se alejó de la FSSPX, de Asboth se mantuvo fiel a la organizacion lefebvrista, por lo que renunció a la dirección de Roma y creó Roma Aeterna, su propia publicación que editó hasta mediados de la década de 1990.
Bilbliografía
- Naturaleza y fin de la empresa comunista. Buenos Aires: Iction, 1968.
- Organización profesional corporativa. Buenos Aires: Roma, 1973.
- La necesaria descentralización profesional y municipal. Buenos Aires: Roma, 1976.
- Cristianismo o revolución: para una restauración cristiana de la patria. Buenos Aires: Iction, 1977.
- La misa, la obediencia y el Concilio Vaticano II. Buenos Aires: Fundación, 1979.
- Economía para la Argentina de hoy. Buenos Aires: Dictio, 1982.
Simplemente un hombre bueno
ResponderEliminar«ESTAD FIRMES Y GUARDAD LAS TRADICIONES»
ResponderEliminar( II Tes. 2, 15)
Las ordenaciones episcopales del 29 de junio último en Ecóne han traído la división entre los católicos tradicionalistas, o sea, los que sostenían la Fe, la Misa, la moral de siempre frente a las innovaciones conciliares.
Conocimos a Mons. Lefebvre en Roma, en mayo de 1962, pues sabíamos que era uno de los prelados que creía en Cristo Rey y se oponía al "humanismo" que cundía. Las "nuevas teologías" que condenara Pío XII en "Humani Generis" levantaban cabeza a su muerte.
Durante el Concilio se opuso al triunfante humanismo, pidió la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María y la condena del comunismo ateo y después del Concilio fue llevado, ante la angustia de muchos jóvenes seminaristas, que estaban como ovejas sin pastor, a fundar el Seminario de Ecóne.
Estuvimos en Ecóne en 1975 y hablamos de la situación de nuestra Patria y de la eventual fundación de una casa en Buenos Aires.
En 1977 lo invitamos a visitar la Argentina y como resultado de esa visita quedó fundado el priorato de Buenos Aires; la obra de la Tradición se extendió rápidamente por la Argentina e Hispanoamérica y en pocos meses funcionaba un seminario con estudiantes de la Argentina, México, Colombia y otros países, el que luego se instalaría en La Reja.
Durante diez años pusimos nuestra Cabeza y nuestro corazón al servicio de esa Obra, en la que veíamos un pilar de la Tradición bimilenaria.
Algunas posiciones poco claras de Mons. Lefebvre y el comienzo de nuevas tratativas con el Vaticano nos trajeron inquietud, como también a no pocos tradicionalistas. Le escribimos al respecto; incluso una carta, a los dos obispos, antes de que las consagraciones fueran realizadas. Ellas significaron un corte profundo.
La documentación que la propia Fraternidad hizo pública, mostró la hondura de ese corte que hirió nuestro corazón, que no es de piedra.
San Jerónimo escribió a Heliodoro, invitándolo a vivir en el desierto: "Aunque vuestra madre, desgreñada y rotas las vestiduras os muestre los pechos con que os alimentó y aunque vuestro padre se tienda en el suelo sobre el umbral de la puerta; pasad por encima y seguid adelante...! Aquí el cariño exige ser cruel." (1)
Santa Felicitas pasó pisando a su padre que la instaba a rehuir el martirio.
Cuando la expulsión de los jesuitas del Ecuador, en 1852, el joven novicio Manuel Proaño Vega, de diecisiete años, quiso seguir a los padres al destierro. Su madre, para que no lo hiciera, se tendió a lo largo del umbral de la casa de la Compañía. La gente quedó suspensa. García Moreno, presente como muchos fieles católicos, le dice con acento enérgico: "¡Firme, Manuelito, firme!". El novicio se arrodilla junto a su madre y le dice: "Madre mía, primero es Dios y después mis cariñosos padres". Y saltó por encima de ella. La madre vio en esto un signo de Dios y lo bendijo.
Veinte años después, el ya Padre Manuel Proaño Vega fue el que instó a García Moreno a consagrar al Ecuador, como Presidente, al Sagrado Corazón de Jesús (2).
Mas, dejemos que hablen esa documentación y el Magisterio de la Iglesia. ¡Ay de mí, si los callare!
El diálogo con los "anticristos"
ResponderEliminarComo escribió Mons. Leflebvre (3): "El 28 de julio de 1987, el Cardenal Ratzinger abría nuevos horizontes que podrían hacer pensar legítimamente que por fin Roma nos miraba con ojos más favorables, ...un Visitador era finalmente anunciado..." Y se reanudaron las negociaciones con el Vaticano.
Un mes después, el 29 de agosto en la fiesta de San Agustín, ya en plenas negociaciones, Monseñor escribía a los futuros obispos, padres Williamson, Tissier de Mallerais, Fellay y de Galarreta (4): "La Cátedra de Pedro y los puestos de autoridad de Roma están ocupados por anticristos..." Y luego: "Vengo a vosotros por esta carta para pediros aceptar el recibir la gracia del Episcopado católico... Os conferiré esta gracia, confiando en que sin tardar la Sede de Pedro estará ocupada por un sucesor de Pedro perfectamente católico y en cuyas manos podréis depositar la gracia de vuestro episcopado para que él la confirme."
Si no es "perfectamente católico" simplemente no es católico, pues como dice León XIII (5): "El juicio que emite Santiago respecto a las faltas en el orden moral, hay que aplicarlo a los errores de entendimiento en el orden de la fe. Quien se hace culpable en un solo punto se hace transgresor de todos (Stgo. II,10). Esto es aún más verdadero en los errores del entendimiento..."
En cambio, sí es "perfectamente católico" adherir a la profesión de fe del Papa Hormisdas (A.C. 870), ratificada por el Concilio IV de Constantinopla y 1.000 años después por el Concilio Vaticano I:
"La condición primera para la salvación es guardar la regla de fe ortodoxa y no desviarse en modo alguno de los decretos de los Padres. Y puesto que en modo alguno puede desvirtuarse la palabra del Señor nuestro, Jesucristo, que dijo: Tú eres Roca y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia (Mt. 16,18) esta afirmación se verifica con los hechos: porque en la Sede Apostólica siempre se ha conservado inmaculada la religón católica..." (D.S. 363, cf. D.S. 3066).
Aquella carta de Mons. Lefebvre fue recién conocida un año después; cuando la leímos no podíamos creer que hubiera sido escrita al reiniciarse las tratativas, pero sus tremendas consideraciones no impidieron que aquéllas siguieran su curso.
El tradicionalismo libre en la Iglesia conciliar libre
ResponderEliminarAsí, el Vaticano designó como visitador apostólico para las obras de la Fraternidad San Pío X, a quien Mons. Lefebvre prefería, el Cardenal Gagnon. La revista Fideliter, de enero-febrero 1988, narra la visita apostólica que éste y su auxiliar Mons. Perl realizaron en noviembre y diciembre a los prioratos, seminarios, escuelas de la Fraternidad y a otras comunidades religiosas a ella vinculadas. Luego hicieron lo propio en Alemania.
Fueron recibidos como los enviados, no del "anticristo que ocupa la Sede de Pedro" sino del Vicario de Cristo. Los coros cantaban Tu es Petrus, en San Nicolás du Chardonnet se preparó un trono con las armas papales, reinaba un clima de fiesta, pues parecía que al fin el Vaticano "dejaba hacer la experiencia de la Tradición". El informe del visitador apostólico al "Vicario de Cristo-anticristo" fue muy favorable.
"El Papa parecía dispuesto a dar cabida a la Tradición en el amplio margen del 'ecumenismo conciliar'. Mons. Lefebvre estaba contento. Sin embargo, la cuestión de los obispos lo preocupaba", comenta la publicación de la Fraternidad (6). Por ello, un trabajo de hace cinco años, "L'attitude actuelle de Mgr. Marcel Lefebvre" del Abbé V. M. Zins (7), se subtitula "El tradicionalismo libre en la Iglesia conciliar libre".
Así las cosas, el 15 de abril del presente año, desde Albano, Mons. Lefebvre dirige a "Su Eminencia Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe", la siguiente carta:
"Eminencia:
"Siguiendo los trabajos de la Comisión encargada de preparar una solución aceptable para el problema que nos preocupa, parece que —con la gracia de Dios— nos encaminamos hacia un acuerdo, de lo cual estamos muy felices.
"Me permito adjuntar a estas líneas la declaración doctrinal, ligeramente modificada, tal como creo poder firmarla y que, espero, tendrá su aprobación.
"Habrá, sin duda, algunas precisiones que agregar al documento canónico para la Comisión Romana, en la cual deseo —al menos en principio— cooperar, para facilitar las soluciones de los diversos casos de quienes estuvieron a nuestro lado durante estos últimos años y que desean también un feliz resultado a sus problemas.
"En esta ocasión, ¿no sería deseable que se acuerde a todos los Obispos y sacerdotes la posibilidad de utilizar los libros litúrgicos de Juan XXIII?
"Tener un sucesor en el episcopado me regocija vivamente y agradezco al Santo Padre y a usted. Un solo obispo no bastará para la tarea a hacer, ¿no sería posible tener dos, o al menos que se prevea la posibilidad de aumentar el número en seis meses o un año?
"Le ruego, Eminencia, expresar al Santo Padre mi vivo agradecimiento y el de todos los que represento y recibir mis sentimientos respetuosos y fraternales in Christo et Maria.
"Marcel Lefebvre
Arzobispo - Obispo emérito de Tulle."
ResponderEliminarEl acuerdo firmado
El 4 de mayo se establece un Protocolo de acuerdo, que se firma el 5 y que en su declaración doctrinal dice (8): "Yo, Marcel Lefebvre, Arzobispo-Obispo emérito de Tulle, así como los miembros de la Fraternidad San Pío X por mí fundada:
"1. Prometemos ser siempre fieles a la Iglesia Católica y al Pontífice Romano, su Pastor Supremo, Vicario de Cristo, sucesor del Bienaventurado Pedro en su Primado y cabeza del cuerpo de los obispos.
"2. Declaramos aceptar la doctrina contenida en el número 25 de la Constitución dogmática LUMEN GENTIUM del Concilio Vaticano II sobre el Magisterio Eclesiástico y la adhesión que le es debida.
"3. A propósito de ciertos puntos enseñados por el Concilio Vaticano II o que conciernen a las reformas posteriores de la liturgia y del derecho y que nos parecen difícilmente conciliables con la Tradición, nos comprometemos a tener una actitud positiva de estudio y de comunicación con la Sede Apostólica, evitando toda polémica.
"4. Declaramos además reconocer la validez del sacrificio de la Misa y de los sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia tanto según los ritos indicados en las ediciones típicas del misal Romano como de los Rituales de los Sacramentos promulgados por los Papas Paulo VI y Juan Pablo II.
"5. Finalmente prometemos respetar la disciplina común de la Iglesia y las leyes eclesiásticas, especialmente aquéllas contenidas en el Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II quedando salva la disciplina especial concedía a la Fraternidad por una ley particular."
Entre las cuestiones jurídicas se acuerda la formación de una "2. COMISION ROMANA... para coordinar las relaciones con los diversos Dicasterios y los obispos diocesanos... Ella tendría, además, la función de vigilancia y apoyo para consolidar la obra de reconciliación y reglamentar las cuestiones relativas a las comunidades religiosas que tengan un vínculo jurídico o moral con la Fraternidad".
Así, "3.4. A los miembros de las comunidades que viven según la regla de los diversos Institutos religiosos (Carmelitas, Benedictinos, Dominicos, etc.) y que están moralmente unidos a la Fraternidad, conviene acordarles, según cada caso, un Estatuto particular que regule sus relaciones con la orden respectiva".
Y casi al final se acuerda: "5.2. Pero, por razones prácticas y psicológicas, aparece la utilidad de la consagración de un Obispo miembro de la Fraternidad. Por lo cual en el cuadro de la solución doctrinal y canónica de reconciliación, sugerimos al Santo Padre nombrar un Obispo elegido en la Fraternidad, presentado por Monseñor Lefebvre. En consecuencia del principio indicado más arriba (5.1.) este obispo normalmente no es Superior General de la Fraternidad. Parece oportuno que sea miembro de la Comisión Romana [...].
"(Firmado) Joseph Cardenal Ratzinger - Marcel Lefebvre."
La ruptura del acuerdo
ResponderEliminarPero el 6 de mayo Monseñor escribió al Card. Ratzinger (9):
"Con verdadera satisfacción firmé ayer el protocolo elaborado en los días precedentes. Pero usted mismo pudo apreciar mi profunda decepción al leer la carta que me remitió [esta carta no figura en el "Dossier especial", ¿por qué?] donde me daba respuesta del Santo Padre en relación a la consagración episcopal.
"Prácticamente, diferir la consagración episcopal a una fecha ulterior no fijada; sería la cuarta vez que aplazó la consagración. La del 30 de junio había sido indicada en mis cartas precedentes como fecha límite [... ]
"Si la respuesta fuera negativa, me vería obligado en conciencia a proceder a la consagración, apoyándome sobre el consentimiento dado por la Santa Sede en el Protocolo para la consagración de un Obispo miembro de la Fraternidad [...].
"Todos [?] desean que esta consagración se realice con el acuerdo de la Santa Sede... Esperando que este pedido no sea un obstáculo irreductible para la reconciliación en curso, le ruego, Eminencia, reciba mis sentimientos respetuosos y fraternales «in Christo et María»."
El 20 de mayo se dirigió así a Juan Pablo II (10):
"Santísimo Padre:
"Mientras nacía cierta esperanza en relación a la posible solución del problema de la Fraternidad, luego de la firma del Protocolo surgió una grave dificultad respecto al Episcopado acordado a la Fraternidad para sucederme en mi función [...].
"El 30 de junio se me presenta como la última fecha para realizar esta sucesión [...].
"Santísimo Padre, poned un término a este doloroso problema de los sacerdotes, de los fieles y de Vuestro servidor, quienes, guardando la Tradición, no han tenido otro deseo que el de servir a la Iglesia y salvar almas [... ]
"El desarrollo de ese ambiente renovado, alentado por Vuestras decisiones, Santísimo Padre, restaurará las diócesis por los contactos con los obispos y el clero. Algunos obispos nos confiarán la formación de seminaristas y así, con la gracia de Dios, la Iglesia recobrará una renovada juventud y transformará la sociedad pagana en sociedad cristiana.
"Comprenderéis fácilmente porqué un solo Obispo no bastaría en un campo de apostolado tan amplio.
"Si me permito someter estas consideraciones a Vuestro juicio, es con el más profundo deseo de ayudaros a solucionar esos graves problemas que Vos os esforzáis por resolver en el curso de vuestros viajes apostólicos (11).
"Dignaos recibir, Santísimo Padre, la expresión de mis sentimientos respetuosos y filiales en Jesús y María."
El ultimátum a la que se reconoce como autoridad suprema
Y el 26 de mayo escribió nuevamente (12) al Card. Ratzinger:
"[...] con gran pesar, nos vemos obligados a pedirle que antes de la fecha del primero de junio (13) nos indique claramente cuáles son las intenciones de la Santa Sede sobre esos puntos: consagración de tres obispos para el 30 de junio y mayoría de miembros de la Tradición en la Comisión Romana.
"Si no hay respuesta a esa solicitud, procederé a la publicación de nombres de los candidatos al Episcopado que consagraré el 30 de junio con la asistencia de Su Excia. Mons. de Castro Mayer."
"[...] dígnese Eminencia recibir mis sentimientos respetuosos [?] y fraternales en Jesús y María..." (Firmado) " Marcel Lefebvre."
Cuatro días después (el 30-V) Monseñor realizó una exposición ante superiores y superioras de comunidades religiosas tradicionales y algunos sacerdotes convocados por él en Pointet, requiriendo su consejo y apoyo.
Transcribimos algunas de las notas que da el ya citado documento de la Fraternidad (14):
"Quince años de oposición a las desviaciones doctrinales del concilio y a las reformas nacidas de este espíritu conciliar, a fin de permanecer fieles a la fe y a las fuentes de la gracia santificante...
"El obispo formaba el vínculo moral y aún el vínculo eclesial con la Roma modernista. Hay que reconocer que los esfuerzos para corregir el espíritu y las reformas del Concilio fueron vanos, así como los pedidos para autorizar oficialmente «la experiencia de la Tradición»."
http://caminante-wanderer.blogspot.com/p/misa-tradicional-en-argentina.html
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