Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

martes, 28 de marzo de 2023

EL ACTO DE CONTRICIÓN PERFECTA .Para el perdón de los pecados-


Las actuales circunstancias nos llevan a no poder recibir los sacramentos con la frecuencia habitual. ¿causará esto un enorme daño en nuestra vida espiritual?... eso depende de nosotros, pues sabemos que por parte de Dios, siempre contamos con su misericordia. Deseamos hablar ahora, acerca de una manera de mantener el fervor y el espíritu de compunción aún en medio de esta situación: el acto de perfecta contrición. Se llama contrición perfecta a un acto de arrepentimiento profundo que procede “por motivo de la caridad”, es decir, arrepentirnos de nuestros pecados por amor a Dios, y no solamente por el miedo al infierno o por lo detestable que es el pecado en sí mismo. Este motivo (el amor de Dios) produce su efecto propio, que es borrar el pecado del alma. “La contrición perfecta remite ella misma los pecados y justifica a los pecadores, pero debe incluir al menos el voto o deseo del sacramento”. Varias citas de la Sagrada Escritura nos ayudan a entenderlo mejor: “Por lo cual te digo que le son perdonados sus muchos pecados, porque amó mucho” (Lc. VII, 47). “Allí buscaréis a Yahvé, vuestro Dios, y le hallarás si con todo tu corazón y con toda tu alma le buscas” (Deut. IV,29). “Amo a los que me aman, y el que me busca me hallará” (Prov. VIII, 17). La Santa Iglesia en su magisterio, lo explica con toda claridad: “Enseña además el Santo Concilio (de Trento) que, aun cuando alguna vez acontezca que esa contrición sea perfecta por la caridad y reconcilie el hombre con Dios antes que de hecho se reciba este sacramento; no debe, sin embargo, atribuirse la reconciliación a la misma contrición sin el deseo del sacramento, que en ella se incluye...” La razón de esto es que la contrición perfecta, acompañada de la caridad, excluye todo pecado mortal, pero no justifica sin el voto (implícito al menos) del sacramento, que debe venir incluido en ella. Y la razón de esta exigencia del sacramento (al menos el deseo) es el precepto de Jesucristo dado por medio del poder de las llaves, entregado especialmente a San Pedro.
La teoría nos queda muy clara, pero, en la práctica… ¿Es muy difícil hacer un acto de verdadera y perfecta contrición? La mayoría de los teólogos, ( y parece ser que incluso Santo Tomás) insinúan que no es tan difícil (ni imposible…) realizar un acto de contrición perfecta. La gracia de Dios es necesaria en cualquier cosa buena que haga el hombre, dentro de lo cual se incluye el arrepentimiento de los pecados, pero al mismo tiempo, es indispensable la colaboración del hombre y sus buenas disposiciones para secundar a la gracia. Conviene, por tanto, que a menudo hagamos actos de contrición, de la mejor manera posible. Por supuesto que esto no suple ordinariamente la confesión sacramental, pero tiene claramente dos beneficios: en primer lugar, esto nos dispone a adquirir un espíritu de conpunción que nos prepara mejor a nuestras confesiones sacramentales, y en segundo lugar, cuando la confesión sacramental no es posible, Dios puede valerse de este acto de contrición para darnos el perdón de nuestros pecados, y de esta manera llegar a la vida eterna. Por último, dejamos algunos consejos que nos pueden ayudar especialmente en este sentido: 1) Repetición: el realizar frecuentes actos, nos dará una cierta facilidad para arrepentirnos pronto, inmediatamente después de cada falta. Si la muerte llega de improviso en nuestra vida, quizás nuestra salvación eterna depende de un acto de contrición perfecta en ese momento y en ese momento repentino ¿cómo lo vamos entonces a realizar, si no estamos habituados a ello?
2) Meditar detenidamente. 
a) La bondad que desde siempre Dios ha tenido conmigo. b) Lo ingrato y perverso de nuestra conducta con respecto a Él. c) Vergüenza y remordimiento de haber obrado así. 
3) Enseñarlo a los demás: probablemente la Providencia ha puesto varias almas bajo nuestro cuidado, o quizás podamos ayudar a alguien que se acerca al juicio de Dios. 
4) Conocer las fórmulas: La Iglesia ha establecido muchas oraciones y actos de contrición, que nos ayudan a disponer nuestra alma al arrepentimiento. Debemos estar familiarizados con ellas para traerlas a nuestra consideración con facilidad.

4 comentarios:

  1. Rezar el Pésame Dios mío frente a un crucifijo, es tambien un cato de contrición perfecta

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  2. Piedad Dios mío porque te ofendemos con nuestros pecados y no dejamos que obres en nuestras almas, Señor ten piedad.

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  3. No somos aptos para recibir la absolución a menos que nos hayamos apartado de nuestros pecados habituales y de cualquier tipo de ocasiones próximas de pecado. No es suficiente prometer que los evitaremos. Si nos confesamos sin haberlo hecho de hecho o no queremos hacerlo sin demora, la confesión es sacrílega, la absolución, si la recibimos, es inútil y nos ponemos en peligro de condenación.
    San Juan Bautista de La Salle, Tratado sobre el sacramento de la penitencia

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  4. San Miguel Arcángel,
    defiendenos en la lucha, se nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio, que Dios manifieste sobre el su poder es nuestra humilde suplica, y tu oh principe de la milicia celestial con el poder que Dios te ha conferido arroja a los infiernos a Satanás y a los demás espiritus malignos que vagan por el mundo para la ruina y perdición de las almas.

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