Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

miércoles, 28 de agosto de 2019

¿ES POSIBLE LA CONVERSIÓN DE LOS MUSULMANES AL CATOLICISMO? ... Por el Arzobispo Marcel Lefebvre


Para aquellos que están acostumbrados al mantra de que el islam es una religión pacífica y virtuosa, este “juicio del islam” de Monseñor Lefebvre es un abreojos. Describe –por experiencia propia– no sólo las inmoralidades de esta falsa religión, sino también las dificultades de convertir a los musulmanes al catolicismo.



Durante su largo mandato en África, Monseñor Lefebvre adquirió un conocimiento profundo de las falsas religiones, de la brujería y en particular del islam.
El Vaticano y los obispos, con la práctica de un ecumenismo sin sentido, han estado multiplicando sus “reuniones de oración” junto con todas las religiones desde el Concilio Vaticano II, y en especial después de la reunión de Asís, en 1986.
Hoy, cuando escuchamos citar al islam, es constantemente y por todas partes –tanto por el lado civil y político, como por el religioso– oir hablar de él como un ejemplo, una fuente de enriquecimiento y un testimonio de particular interés.
El presente artículo ha sido tomado de la revista francesa Fideliter (septiembre-octubre, 1987, No. 59): "Monseñor Lefebvre: Mis cuarenta años de episcopado".

martes, 13 de agosto de 2019

SALUDABLE REFLEXIÓN


Para hacer el bien a nuestro alrededor, convertir a algún pecador o incrédulo y confirmar bien a las almas vacilantes, no hay nada más efectivo que el esfuerzo que se hace para practicar mejor el cristianismo: si la mediocridad de la vida atrae críticas a la Religión verdadera para los no creyentes, la verdadera santidad despierta su admiración por una Religión que sabe cómo producir tales efectos: "del fruto se juzga al árbol: ex fructibus eorum cognoscetis eos".
 La mejor apologética es, por ejemplo, cuando uno sabe combinar la práctica de todos los deberes sociales. 
Y también es un excelente estímulo para los mediocres, que se quedarían dormidos con tibieza si el progreso de las almas fervientes no los sacara de su letargo.

[Extracto del "Compendio de teología ascética y mística", del padre Adolphe Tanquerey (1854 - 1932)

domingo, 11 de agosto de 2019

DOMINGO NOVENO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS


Durante la epístola
Santo Evangelio según San

Lucas 19:41-47 

Y como llegó cerca viendo la ciudad, lloró sobre ella,
Diciendo: ­Oh si también tú conocieses, á lo menos en este tu día, lo que toca á tu paz! mas ahora está encubierto de tus ojos.
Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho, Y te derribarán á tierra, y á tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
 Y entrando en el templo, comenzó á echar fuera á todos los que vendían y compraban en él.
 Diciéndoles: Escrito está: Mi casa, casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Y enseñaba cada día en el templo; mas los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los principales del pueblo procuraban matarle.

Nuestro Señor llora sobre la ciudad que fundó Dios, pero que el hombre ha llevado a la ruina, Jerusalén la Ciudad Santa que Dios ha establecido para su gente. Este pueblo elegido y ciudad han sido ahora, (desde la venida de Jesucristo) transferidos a la Iglesia Católica. De esta manera podemos aplicar el Evangelio de hoy, a nosotros mismos. 

La Homilía
Hemos sido elegidos por Dios para formar parte de Su Iglesia, desafortunadamente somos la causa de Sus lagrimas, tal y como lo fueron las ofensas de Jerusalén. Cristo ha venido a los Suyos en la Santa Comunión, pero muchos no lo reciben. Nos llama como la gallina llama a sus pollitos, pero no acudimos al llamado. Desea protegernos, alimentarnos, guiarnos, mas no lo escuchamos. 
Vemos, en nuestros días, almas que están hambrientas de alimento espiritual, mientras quienes pueden asistir a la Santa Misa y recibir los sacramentos, se mantienen indiferentes. Hay una indiferencia y frialdad ante la Santa Misa. Con gran facilidad y prontitud se encuentran cualquier excusa para no asistir. Se manifiestan aburridos cuando si asisten. Ansiosos por que termine la santa Misa para poder regresar a sus ambiciones mundanas. 
Vemos como se mantienen alejados del Sacramento de la Penitencia y la Sagrada Eucaristía. Al nosotros ver esto y considerar esta antipatía, no nos queda otra cosa que lloran con Nuestro Señor. 
Nuestros verdaderos Pastores, observan y lloran con Nuestro Señor, buscando, de igual forma, entrar en el templo de nuestra alma, expulsando a los vendedores y compradores, para limpiar la jauría de ladrones que ha tomado posesión de estas. 
Comunión de los fieles
Predican semana tras semana, tal y como lo hizo, en el templo, nuestro Señor Jesucristo.
Los deseos mundanos con las ocupaciones de este, que envuelven nuestro corazón y mente, a expensas de la devoción y amor por Dios, y Su santa Iglesia, son los mercaderes de nuestra alma. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y estas ambiciones mundanas han entrado y ocupado todo el espacio que pertenece a Dios. Los delincuentes han convertido nuestra alma en cueva de ladrones. 
Cada pensamiento bueno, nos es robado, por estos delincuentes llamados pasiones. Al haber tomado posesión de la casa de Dios (nuestra alma) nuestras pasiones (ladrones), roban y asesinan nuestra alma. Llenándola de lujuria y deseos mundanos, para no dar oportunidad a escuchar la Palabra de Dios.
La pequeña semilla de la Fe, que los pastores tratan de plantar, es destruida o simplemente hecha a un lado para dejarla morir, por falta de nutrientes. 
Es esto, realmente, una situación muy lamentable. La gente ha permitido que la Iglesia se llene de asuntos mundanos. Se han vuelto fríos e indiferentes a las palabras de quienes los aman, aún después de haberlos escuchado tantas veces. 
¿Qué queda de estas ciudades, templos, almas, iglesias?
La inevitable destrucción, que Jesucristo ha predicho: “No quedará piedra sobre piedra”. 
El edificio completo será destruido. Todo lo que parece que se construye con cosas materiales, es sólo una ilusión. La Iglesia y nuestra alma son realidades espirituales, forzadas a vivir en un mundo material temporalmente. Hacer a un lado estas cosas e ignorar las como pasajeras podrá ser el inicio de la construcción de edificios permanentes por toda la eternidad. 
Muchos verán que sus esfuerzos, tan exitosos e impresionantes como aparezcan, aquí y ahora, son nada. Como nos lo dice el Rey Salomón: Vanidad de vanidades, todo es vanidad. Han comprado, vendido, robado todo tipo de bienes materiales, invertido, intercambiado, y construido grandes edificios en honor de la vanidad y el orgullo. En el día solemne del Juicio, verán todo esto destruirse en un instante. Se quedarán sin nada, humillados y confundidos despertarán a la realidad y verán cómo han pedido el tiempo y esfuerzo. Lo que creyeron haber construido, será realmente nada.
Contemplemos con seriedad, la escena que nos presenta el Evangelio de hoy, Nuestro Señor Jesucristo llorando sobre Jerusalén, para poder entender como llora por nosotros ahora. 
Permitámosle que expulse a los vendedores y ladrones, del interior de nuestra alma, para poder escuchar Su Palabra. Al llamarnos como la gallina a sus pollitos, acudamos corriendo a Su encuentro, ante cualquier peligro para nuestra alma.
Una vez limpia nuestra alma y alimentados con Su palabra, empezaremos realmente a construir una estructura duradera que nos permita atesorar nuestra felicidad en el Cielo. Para poder limpiar las lagrimas de Nuestro Señor y llenar Su corazón de alegría.

sábado, 10 de agosto de 2019

SANTO BAUTISMO

El pasado Domingo cuatro de Agosto -festividad de Santo Domingo de Guzman- recibió el Sacramento del Santo Bautismo el niño Justino Lucero Peña, -sobrino del P. Gustavo- la ceremonia fue realizada por el Padre Gustavo en la Pcia.de Mendoza.





También el pasado Domingo recibió el Sacramento de la iniciación cristiana el niño Markus Villa Riesgo, hijo del Sr. Florencio Villa y de la Sra. Miriana Riesgo y siendo padrinos el Sr. Mariano Riesgo y la Sra. Valentina Riesgo.


jueves, 8 de agosto de 2019

OFRECER A DIOS EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA...: De los escritos de Don Giulio Barberis (1847 - 1927), seguidor y colaborador de San Juan Bosco.


R,P. Gustavo Peña SRSLRF

"Este sacrificio único de la nueva ley contiene en sí mismo todos los sacrificios de la ley antigua, y solo procura a la Santísima Trinidad mayor gloria y honor, que no todos los sacrificios del antiguo pacto. En la ley mosaica se ofrecieron cuatro clases de sacrificios: el holocausto, para reconocer el poder supremo de Dios sobre las criaturas, y para honrar a su majestad divina y celebrar su infinita bondad: y se dijeron sacrificios latréuticos; los sacrificios eucarísticos, o acción de gracias, en reconocimiento de los beneficios recibidos; Los sacrificios expiatorios o propiciatorios, por la expiación de los pecados de los hombres, propiciando así al Señor primero indignado por nuestras faltas; y sacrificios pacíficos o impetratorios, establecidos para exigir y obtener las gracias necesarias para caminar en el camino de la justicia. El sacrificio de la misa solo produce estos cuatro efectos, y los produce de una manera infinitamente más perfecta, habiendo sido instituido y ofrecido por Jesucristo para estos mismos propósitos, es decir, honrar a la suprema majestad de Dios, agradecerle por sus favores, reparar las heridas que le hizo el pecado y obtener de él todas las gracias que el hombre necesita. Por lo tanto, es necesario presenciar el santo sacrificio de la Misa con gran respeto, recuerdo y devoción, si uno quiere derivar de él los frutos que puede dar, pensando que es Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, quien se inmola en el altar por las manos del sacerdote, como fue sacrificado en el Calvario por las manos de los verdugos.

Jesucristo, el sacerdote de la ofrenda. 

Durante la Epístola
Es apropiado que usted note bien lo que dije anteriormente, que el principal y verdadero oferente de este santo sacrificio es el mismo Jesucristo: él no es el sacerdote, no es el obispo, ni siquiera el Papa. No quería que Jesús fuera el ángel. ni siquiera que ella era la misma que su santísima madre; Él quería ser él mismo, sacerdote de sacerdotes, obispo de obispos, único Hijo de Dios, sacerdote eterno según el orden de Melquisedec. Es él quien da a la Santa Misa su excelencia incomparable. Los sacerdotes no son más que siervos. Le prestan a Jesús, yo diría que sí, su boca, su voz, sus manos para la ejecución del sacrificio divino, pero el sacrificador es el mismo Jesús. ¡El dulce Salvatore se digna convertirse en nuestro sacerdote, nuestro médico, nuestro abogado! [...]
Valor de la Misa. 
De esto se deduce que cada misa tiene un valor que tiene infinito, y es celebrada por Jesucristo mismo con una devoción, un respeto, un amor por encima de lo que los ángeles y los hombres pueden entender. Por lo tanto, no podemos entender toda la excelencia del sacrificio del altar. Oh Jesús ¡Qué misterio incomprensible, y qué suerte para nosotros, pobres pecadores, ser admitidos para asistir a misa y poder apropiarnos de sus frutos! Considere cuidadosamente, mi buen hijo, la ventaja que se obtiene al ser testigo de un sacrificio tan santo. Nuestro Señor se ofrece por ti; él media entre tu culpa y la justicia divina; Él guarda los castigos que cada día merecen tus pecados. Oh! Si abrieras bien tus ojos a esta verdad, ¡cuánto amarías a la Santa Misa! Cómo lamentaría la suerte de poder ayudarlo, cómo lo escucharía con devoción, cómo sufriría cada vez que no pudiera asistir. ¡Cuánto desearías poder escuchar a varios de ellos todos los días!
Otros oferentes. 
Durante el ofertorio
Siendo Jesucristo mismo en persona, el verdadero sacrificador y sacerdote principal de la misa, no resta valor a la dignidad de los sacerdotes terrenales de la que él quiere usar materialmente. De este modo, se elevan para representar a Jesucristo mismo, toman el lugar de Jesús y actúan en nombre de Jesús. Son los ministros, las herramientas que les prestan sus manos y su voz. Pero aún debemos saber que, en tercer lugar, quienes participan en la Santa Misa son los que ofrecen el sacrificio, ya que todos los fieles en unión con Jesús y el sacerdote tienen el poder de ofrecer el sacrificio santo. También deben mencionarse como oferentes, y por lo tanto, primero se les aplica el valor de la Misa a quienes administran limosnas para celebrarla; los que procuran el aparato necesario para el sacrificio; y finalmente todos esos, quienes, impedidos por sus ocupaciones, incapaces de ayudarlos físicamente, se unen con la intención. Todos ellos ofrecen a la divina víctima y participan en el fruto de la ofrenda.
Ofrecer misa es un privilegio de todos.
Estoy seguro de que una de las gracias más excelentes que Dios ha concedido a todos los fieles, sin distinción de sexo, edad o estado, es la siguiente: que no otorgaba sacerdotes solamente, sino también a todos los hombres para poder ofrecer A su divina majestad este augusto sacrificio. Por eso el apóstol San Pedro proclamó el linaje fiel elegido, el sacerdocio real, las personas santas, las personas que compran, para que exalten las virtudes de quien, desde la oscuridad, los llamó a su admirable luz. Jesús te da el derecho de ofrecer este sacrificio no solo por ti, sino también por los demás, es decir, por aquellos, quienes sean, por quienes lo ofrezcas. Y esto es cierto, ya que en el canon de la misa el sacerdote dice expresamente que no es solo el sacerdote el que ofrece el sacrificio, sino todos los que lo rodean. Y en el Orate fratres el sacerdote, dirigiéndose a los fieles, agrega: "Para que el mío y su sacrificio sean aceptables para Dios el Padre Todopoderoso". 
Ecce Agnus Dei -Comunión-
Y después de la elevación del cáliz, el sacerdote repite que no es él solo, sino que unido a la gente que ofrece a la soberanía majestuosa, un sacrificio puro, santo e inmaculado. Por lo tanto, es necesario que quienes asisten al santo sacrificio, o con palabras o al menos con la intención, se unan al sacerdote para participar más abundantemente en el fruto del sacrificio. ¡Qué privilegio tienes, aunque no eres un sacerdote, para poder ofrecer el cuerpo y la sangre del Salvador tan fácilmente! Oh! ¡Aprovecha este poder! Practica ese sacerdocio todos los días en que la misericordia de Dios te ha investido, y piensa precisamente en unirte espiritualmente con el sacerdote y en ofrecerle el sacrificio divino. Sin esto no sentirías bien la misa; Debido a que escuchar la Misa no solo está presente materialmente, sino que ofrece sacrificios en unión con el sacerdote."

[Extracto de "The vade mecum of young Salesians" de Don Giulio Barberis, SEI, Imprimatur: Taurini, 18 de julio de 1931, Can. p. Franciscus paleari].