Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

domingo, 25 de agosto de 2019

VIDA Y OBRA DE SAN LUIS IX REY DE FRANCIA, EN SU DÍA.



2 comentarios:

  1. Nacido en 1214, Luis IX se convirtió en rey de Francia a la edad de doce años, después de la muerte de su padre, Luis VIII, llamado el León. Confiado a la educación de su madre, la Reina Blanca de Castilla, aprendió de ella que es preferible la muerte antes que cometer un solo pecado mortal.
    Su extraordinaria piedad, coronada por una gran caridad hacia los pobres y los más necesitados, no afectó en nada el ejercicio de una sabia prudencia y justicia perfecta en el gobierno de su reino.
    Mandó construir la Sainte-Chapelle en París para que sirviera como relicario de la corona de espinas. Emprendió dos cruzadas para ayudar a los cristianos de Tierra Santa.
    La primera partió de Aigues-Mortes el 25 de agosto de 1248, exactamente hace 770 años. Fue el resultado de tres años de preparación. Lanzada por el Papa Inocencio IV en el Concilio de Lyon en 1245, fue la respuesta a la toma de los turcos de Tiberíades y Jerusalén, dos ciudades cristianas que cayeron bajo el yugo mahometano.
    La flota cruzada desembarcó en Egipto y se apoderó, después de seis meses de asedio, de Damieta el 6 de junio de 1249. Sin embargo, esta victoria no tuvo grandes frutos, ya que la captura de Mansourah, al año siguiente, culminó en fracaso: gran parte del ejército murió a causa de la peste. Robert de Artois, hermano del rey, fue asesinado, mientras que el rey mismo fue hecho prisionero con sus otros dos hermanos, Alphonse de Poitiers y Charles de Anjou. Liberado a cambio de un gran rescate, el Rey de Francia permaneció en Tierra Santa, donde fortificó las ciudades de San Juan de Acre, Jaffa, Sidón y Cesarea. Rescató a miles de caballeros cristianos retenidos como prisioneros. Cuando regresó a Francia, fundó el hospital Quinze-Vingts en París para tratar a los 300 caballeros a los que les fueron arrancados los ojos.
    La segunda Cruzada dirigida por San Luis tuvo lugar en 1270. Se dirigió a Túnez, que debía servir como base para atacar al Egipto mameluco. El ejército del rey de Francia conquistó Cártago, pero contrajo disentería y tifus. Afectado por la enfermedad y el agotamiento, San Luis murió piadosamente el 25 de agosto de 1270. Con los brazos en cruz, entregó su alma a Dios sobre una cama de cenizas.
    "Te suplicamos, oh Dios omnipotente, nos concedas que, así como tu Confesor San Luis, despreciando los halagos del mundo, tan solo procuró agradar a Cristo, su único Rey, así su oración nos haga gratos a ti. Por el mismo Señor".

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  2. Juan Edmundo Dominguez2 de septiembre de 2019, 7:04

    Hermosa y muy edificante la vida y obra de este gran santo, demás está decir que aunque vieja historia conserva una gran actualidad ya que nada nuevo hay bajo el sol
    Felicidades al blog y a los que lo hacen

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