Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

jueves, 16 de septiembre de 2021

RECUPEREMOS EL SENTIDO CRISTIANO DE LA MUERTE


Por : P. Santiago González

Uno de los signos que mejor evidencia la desacralización actual es el tratamiento dado, en una gran mayoría de casos, a la muerte de los seres queridos que vienen a ser víctimas de la falta de fe e ignorancia formativa traducidas en la praxis habitual ya impuesta en las últimas décadas. A través del modelo de “contrastes llamativos” en este artículo quiero llamar la atención al respecto para suscitar en nuestras conciencias un sincero deseo de enmienda por amor al prójimo y bien de las almas. En primer lugar: la preparación para la muerte. Sabemos que va a morir pronto un ser querido y parece que lo único importante es aliviar su dolor físico. Siendo importante ese factor, ¿nos ocupamos del estado de su alma?; en no pocos hogares se resiste la familia a llamar al sacerdote; dicen que “la familia se asusta y que el enfermo se impresiona” …; entonces dejamos al ser querido en su tránsito a la muerte sin el consuelo espiritual de la visita del sacerdote, sin la oportunidad de recibir la unción sacramental o, más esencial aún, la confesión si aún tuviera conciencia. No se considera el inmenso bien que supone al moribundo recibir la comunión en estado de gracia en esos momentos decisivos de su vida.
Después: cuando llega próximo el momento da la impresión que lo prioritario es la familia del moribundo y no el mismo moribundo. El que va a fallecer puede tener más conciencia de lo que externamente parezca, y por eso hace tanto bien que la familia se reúna en torno al que va a morir para rezar juntos el santo rosario, o leer con pausa salmos de la Biblia, o cualquier otra devoción rezada con cariño.
Y llega el momento de la muerte. No sabemos cuántos minutos pasan de la muerte clínica a la muerte real, pero probablemente el fallecido aún mantenga cierta conciencia en el alma, y en esos momentos es una obra de caridad grande rezar cerca del que acaba de morir y hacerlo con pausa antes de comenzar los trámites correspondientes (médico forense, funeraria…etc.).
Nuestro ser querido ha fallecido. Pues hasta el momento del entierro es tiempo de velatorio: y esto se ha perdido casi por completo. Si: velar el cadáver; hacer turnos de oración alrededor del difunto, y procurar que su cuerpo no quede solo ni un minuto antes del entierro. Da pena, mucha tristeza…, ver esas salas de tanatorios convertidas en lugares de tertulia vana, acompañadas de viandas y refrescos, mientras nadie reza cerca del ataúd. Habría que animar a las familias que tengan casa en condiciones para que el velatorio fuera en el hogar y no en tanatorio; pero si no hay más remedio que sea en tanatorio que ello no impida mantener un clima de oración que, ante todo, es signo de amor auténtico al fallecido.
Después lo que ya se ha “impuesto” como generalizado: la incineración (costumbre de origen precristiano al no creer en la resurrección de la carne). Hay que defender, sin complejo alguno, la inhumación: que el cuerpo vuelva a la tierra y se descomponga de forma natural. Estando permitida por la Iglesia la incineración, no obstante, hay que aludir a la cantidad enorme de profanaciones que esta práctica da lugar desde la increyente imaginación y fantasía del pueblo deformado. Vemos con horror que se lanzan las cenizas a ríos, lagos, mares, campos…etc. o se guardan en lugares no sagrados. Estando permitida la incineración debemos proclamar alto y claro que lo más digno para un cristiano es la inhumación.
Sigue ahora la Santa Misa de cuerpo presente, o funeral. Y se olvida en muchos casos que lo más preciso es orar por el eterno descanso del difunto. Muchos cristianos afirman ya, sin duda alguna, que el difunto está en el cielo y, como consecuencia, ¿para qué rezar por su eterno descanso?; habrá muchas almas en el purgatorio sin que nadie rece por ellas, sin que reciban ese alivio en su purificación, por el simple motivo deformado de haber perdido por completo el sentido de pecado. Por revelaciones particulares aprobadas por la Iglesia sabemos que hasta santos canonizados pasaron algo de tiempo en el purgatorio, y que si para llegar al cielo hay que estar totalmente purificados es prudente afirmar que la gran mayoría de almas que se salvan (al morir en gracia de Dios) han de tener su paso por el purgatorio. Y desde una perspectiva modernista y antropocéntrica se han convertido los funerales en meros elogios fúnebres que en nada hacen bien a los difuntos.
Urge también recordar a los fieles el valor de las indulgencias como práctica excelente de amor al prójimo. Desde la vida sacramental (confesión y comunión frecuente) es posible lucrar cada día una indulgencia y aplicarla con generosidad a las almas del purgatorio, y no hay obra mayor de caridad que ésta como bien enseñaba san Alfonso María de Ligorio. Y seguir invitando a los fieles a asumir que la aplicación de indulgencias es la forma más sobrenatural de seguir amando al prójimo tras la muerte física.
En definitiva: hay que recuperar el sentido cristiano de la muerte. Hay que mover las almas a la fe verdadera y a la caridad fraterna que nos haga pensar más en el prójimo que en nosotros mismos. Es necesaria, y urgente, una reforma de las costumbres vigentes imbuidas de tanta mundanidad y despojadas de sentido sagrado. Recuperemos pues el sentido cristiano de la muerte, para Gloria de Dios y bien de las almas.
Visto en: Adelante la Fe

2 comentarios:

  1. MODERNISTAS Y PROGRESISTAS ECLESIÁSTICOS TRAICIONEROS... (Jorge Mario, te están hablando jeje)
    .
    Totalmente de acuerdo, Es innegable que TODOS los sacerdotes católicos ordenados entre los años 1910 y 1967 se vieron obligados a prestar el Juramento Contra el Modernismo según lo prescrito por el Papa San Pío X. En retrospectiva, podemos ver claramente que la revolución conciliar revela a sus propagadores como clérigos que traicionaron públicamente su Juramento, el cual juraron solemnemente ante Dios la noche anterior a su ordenación.
    El eminente teólogo Monseñor Joseph Clifford Fenton ya nos habia adevertido en 1960 que el hombre que hizo el Juramento contra el Modernismo, y que luego promovió el Modernismo, o permitió que fuera promovido, "se marcaría a sí mismo no solo como un pecador contra la Fe Católica sino también como un perjuro común. " Siento ser un aguafiestas pero la iglesia conciliar del NUEVO paradigma "canoniza y beatifica" a tales traidores, en fin..

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  2. Y EL QUE PUEDA ENTENDER, QUE ENTIENDA...
    "Porque el misterio de la iniquidad está ya en acción...La venida del INICUO irá acompañada de.. la seducción de la iniquidad para los destinados a la perdición, POR NO HABER RECIBIDO EL AMOR DE LA VERDAD PARA SER SALVOS. Por eso Dios les envía un poder engañoso para que crean en la mentira y se condenen cuantos no creyendo en la Verdad se complacen en la iniquidad. (2 Tes 2,. 7-11)." Dijo San Roberto Belarmino: SE CONCEDE A UNOS POCOS RECONOCER LA VERDADERA IGLESIA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS DE LOS CISMAS Y HEREJÍAS Y A MENOS TODAVÍA AMAR LA VERDAD QUE HAN VISTO Y VOLAR A SU ABRAZO

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