Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

lunes, 9 de noviembre de 2015

¿POR QUÉ AMÉRICA ROMÁNICA?




Por: Primo Siena.-
El territorio genéricamente conocido como América Latina o Iberoamérica, se extiende entre el golfo de California y el extremo austral de Cabo de Hornos.
Se trata de un espacio donde, después de la conquista ibérica, domina el habla romance (castellano y portugués), por lo que el mayor filólogo clásico argentino del Siglo Veinte, Carlos Alberto Disandro*, se atrevió a denominarlo, acertadamente América Románica , para distinguirlo de aquello de la América puritana de habla anglófona poblada, antes de la colonización europea, por tribus autóctonas de recolectores y cazadores emigrantes.
Los territorios de América Latina, antes de la llegada de los ibéricos, fueron habitados por sociedades piramidales de cultura agraria y rituales: pueblos de civilización superior, afincados en sus tierras como los Mayas, Toltecas y Aztecas en el centro-nord y por las etnias Quechua y Aimara en el centro-sur.
La denominación propuesta por Carlos Alberto Disandro* se justifica por una doble referencia: en primer lugar por considerar que la denominación de América Latina es semánticamente gastada siendo acuñada alrededor de 1856 en París, y atribuida tanto a Michel Chevalier, ideólogo de la teoría “Panlatina” funcional a los proyectos políticos de Napoleón III y asumida pronto
por intelectuales positivistas, entre ellos, el liberal-progresista chileno Francisco Bilbao, quien la utilizó en una conferencia dictada en Francia en 1856 y luego trasladada en nuestro continente.
Y en segundo término porque definiciones como América hispana o ibérica son expresiones reduccionistas de una realidad geopolítica más intensa y profunda , virtualmente proyectada en el espacio interno de la Romanicidad según la afirmación del eminente poeta euroamericano Thomas Stearns Eliot, quien reconoce:
La idea indoeuropea y romana de Imperium, bien esclarecida por el tradicionalista italiano Julius Evola, guarda evidentes afinidades con el concepto de Hispanidad que encierra, a su vez, un sentido de Imperio ecuménico; mientras que nada tiene que ver con el nacionalismo ilustrado de tipo francés o con il “imperialismo dominador” de los ingleses.
Roma, como bien aclara Carlos Disandro *, fue siempre imperial tanto en la breve era monárquica como en las épocas sucesivas porque “este era el designio guardado en su destino”.
Esa vocación imperial se manifestó en la definición y evolución del Derecho Romano y en el cultivo de su lengua latina que, propagándose en los pueblos conquistados – como recordaba en un lejano 14 de noviembre de 1947, un destacado hombre de armas y de cultura, Juan Domingo Perón – contribuyó a universalizar y a refundir en el mundo, en aquel entonces, la cultura griego-romana, matriz de la civilización occidental.

LAS DOS AMÉRICAS: LA ROMÁNICA Y LA FENICIA

Dr. Carlos Alberto Disandro*
El continente americano ingresa a la historia universal en el espacio geopolítico abierto por el Imperio Romano, con sus prolongaciones medievales y las tensiones religiosas de los siglos XVI y XVII.
En esta perspectiva, la América Hispana ocupa un espacio interno del Imperio Romano, mientras que la América Septentrional se extiende a la periferia del mismo espacio. De aquí la polaridad entre la Hispania romanizada y el espacio de la Britania (los Países anglosajones de hoy) “separada de casi todo el orbe”, como observó en su tiempo el poeta Virgilio con respeto de los antiguos britanos.
De aquí que el espacio geopolítico del Imperio Romano-Ibérico (coincidente con los Países del Virreinato de las Indias Occidentales conquistadas por españoles y el imperio portugués de Brasil) sea necesariamente en posición antagónica al espacio geopolítico de Norteamérica, ocupado mayoritariamente por Estados Unidos y que asume las características de una America fenicia frente a la idiosincrasia de la América Románica.
En el espacio de la América anglófona, se fue desarrollando con el tiempo la concepción thalasocrática de una geopolítica marítima de tipo fenicio, asociada a la doctrina religiosa del calvinismo (el suceso económico es un signo de la predilección de Dios).
En el espacio de la América Ibérica, el catolicismo predominante queda pegado a una concepción geopolítica territorial de tipo románico, donde el navegar significa “dirigirse a tierra firme”, constituyendo esa actitud la tarea y la finalidad principal del navegante.
La polaridad entre las dos Américas se refleja en los respectivos procesos de formación y desarrollo de los distintos movimientos de independencia.
Visto en: http://laabeja.pe/

2 comentarios:

  1. Excelente artículo. Muy valiente el blog en publicar algo del Prof. Siena.
    Muchas gracias.

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  2. Este es un tema apasionante y necesita cierto tiempo de lectura y estudio, cosa dificultosa en estos tiempos, pero cuando un estudia en profundida esto, o bien lee al Dr. Disandro, recién ahí llega a comprender lo que nos está pasando y llega uno a darse cuenta que tradicionalismo -lefebvriano- nacionalismo capnetiano y nacionalismos de pura voluntad, son camino a ninguna parte. Muchas gracias curas de la SRSLRF por compartirnos este exquisito artículo.

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