Reflexión

INDISPENSABLE REFLEXIÓN

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta posición teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven. Paradójica y curiosamente sus máximos enemigos y detractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, todos ellos ex miembros de la FSSPX a la cual hoy día calumnian y difaman con un diabólico resentimiento; dirigidos por una élite infiltrada con psudosteólogos que inventaron laberínticas "tesis" rabínicas-dominicas-jesuíticas, y de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos que movidos siempre por la ingenuidad de una cómoda negligencia se alimentan de las "teologías" y de los "teólogos" del facebook o de los blog de la internet. Frente a todos estos paracaidístas devenidos en estos últimos meses al "sedevacantismo" los hay de muchos colores, entre ellos contamos a los desilucionados por el coqueteo de Jorge Bergoglio con los Protestantes, Judíos y Musulmanes, como si Ratzinger, Wojtila y Montini no lo hubiesen hecho antes, estos nuevos "sedevacantistas" creen que solo Bergoglio es hereje formal y material y por lo tanto no es papa, pero los muy incautos "ignorantes en la cuestión" aceptan la misa nueva y los sacramentos dados con el nuevo ritual inválido e ilegítimo de Paulo VI. Los Católicos fieles creemos firmemente que el último Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana fue S.S Pío XII y que de allí por defecto y consecuencia de la Grana Apostasía ha cesado la institución del cónclave y cualquier iniciativa al respecto, solo será una delirante intentona.

lunes, 3 de noviembre de 2014

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS. (La conmemoración del 2 de noviembre si cae en domingo se traslada al lunes 3)



Después la Iglesia de regocijarse con aquellos de sus hijos que han llegado a la gloria del cielo, ora hoy la Iglesia por aquellos otros que esperan, en los sufrimientos purificadores del purgatorio, el día en que podrán reunirse en la asamblea de los santos. Nunca como ahora se afirma en la Liturgia de una manera tan impresionante la unidad misteriosa que existe entre la Iglesia Triunfante, la Iglesia Militante y la Iglesia Purgante; y nunca tampoco se cumple de una manera tan palpable el doble deber de caridad y de justicia, que se deduce para cada uno de los cristianos de su incorporación al cuerpo místico de Cristo. En virtud del dogma tan consolador de la Comunión de los Santos, pueden aplicarse a los unos los méritos y sufrimientos que los otros por la oración de la Iglesia, quien, mediante la Santa Misa, las Indulgencias, las limosnas y los sacrificios de sus hijos, ofrece a Dios los méritos sobreabundantes de Cristo y de sus miembros.


La celebración de la Santa Misa, sacrificio del Calvario renovado en nuestros altares, ha sido siempre para la Iglesia el medio principal de cumplir con respecto a los difuntos la gran ley de la caridad cristiana. Desde el siglo V encontramos ya misas de difuntos. Pero es a San Odilón, cuarto abad de Cluny, a quien se debe la conmemoración general de todos los fieles difuntos. Él la instituyo en el año 998 y la hizo celebrar el día siguiente a la fiesta de Todos los Santos. Muy pronto se extendió la costumbre a toda la Iglesia.

Todos los días, en el corazón mismo del Canon de la Misa, en un memento especial en que se evoca el recuerdo de los que se han dormido en el Señor, suplica a Dios el sacerdote conceda a los difuntos la mansión de la felicidad, de la luz y de la paz. No hay, pues, misa alguna que no ore por ellos la Iglesia. Más hoy su pensamiento lo recuerda de una manera especial, con la preocupación maternal que no deja alma alguna en el Purgatorio sin socorros espirituales y de agruparlos a todos en una misma plegaria. Por un privilegio que el Papa Benedicto XV, antiguamente concedido por Benedicto XIV a España, Portugal y posesiones españolas y portuguesas de la América del Sur, que todos los sacerdotes puedan celebrar cada uno 3 misas en este día, privilegio que fue extendido a la Iglesia Universal, por motivo de la primera guerra mundial. La Iglesia aplica, para liberar a las almas del purgatorio, la ofrenda del Sacrificio de Cristo, del cual se saca continuamente, para todos los suyos, frutos infinitos de redención.

No hay comentarios:

Publicar un comentario